LA GUERRA CIVIL EN VALLE DE MANZANEDO (Burgos).

ARREBA; parapetos y fortines cercanos al frente de guerra.


Aiyoa Arroita Lafuente & Jesús Pablo Domínguez Varona.


Durante los últimos 5 años hemos estado investigando los sucesos que ocurrieron antes, durante y después de la guerra civil en el Valle de Manzanedo (Burgos), lugar donde pasamos algunos fines de semana y las vacaciones estivales. Allí tenemos casa y son habituales los paseos y entrevistas con los mayores del Valle.

Nuestras primeras investigaciones en el Valle de Manzanedo fueron en relación con los actos represivos contra los vecinos de izquierdas, a cargo de los que iniciaron el golpe de estado contra la República. Salían muchos nombres a relucir en las entrevistas, así que creímos que era necesario conocer en primer lugar quién era cada uno y en qué forma tenían relación con el Valle y con los cargos públicos del Ayuntamiento. Para ello, en primer lugar, había que investigar en los archivos municipales del Ayuntamiento y conocer cada una de las Juntas Municipales desde que fue proclamada la República en 1931 hasta las elecciones de febrero de 1936 y el golpe de estado de julio del mismo año.

Dicha investigación la publicamos en éste blog “Crónicas a pie de fosa» en el mes de septiembre de 2016 con el título “Alcaldes y Concejales de la IIº República 1931-1936 en Valle de Manzanedo (Burgos)”.

Hoy tres años después continuamos con un segundo capítulo de la historia del Valle de Manzanedo con una detallada investigación de cómo y de qué forma se vivía tras las líneas del frente, en una zona que por su cercanía lo convertía en lugar peligroso para sus habitantes.

Veremos la detallada planificación defensiva y de vigilancia que ejercieron en los alrededores de la localidad de Arreba los sublevados, convirtiendo esa zona en un punto neurálgico de concentración de tropas, armas y puntos fortificados a retaguardia del frente de guerra en Bricia.

El tercer y último capítulo, que aún estamos investigando y que publicaremos próximamente, tratará de la represión franquista ejercida por los falangistas locales y la Guardia Civil. Detallaremos los maltratos, detenciones, cárcel y desapariciones forzadas que acabaron en fosas comunes, algunas de las cuales creemos haber localizado en el Valle de Manzanedo. Toda una importante información recopilada por medio de entrevistas con los mayores, no sin dificultad, con la esperanza de que no se pierda y nos de la visión que nos falta, la de los perdedores de la guerra.

Allí sus protagonistas han tratado de olvidar esos sucesos y han puesto un muro en su memoria para afirmar que “allí nunca no pasó nada”.

Lo que narramos a continuación, desmiente el relato de los vencedores.

FEBRERO- JULIO DE 1936.

En febrero de 1936 en las elecciones generales ganó la coalición de partidos que formaban el Frente Popular. Valle de Manzanedo, con sus numerosos pueblos, tenía un censo de 720 electores con derecho a voto, en el que se incluyen las mujeres y los mayores de 23 años.

Los 5 meses de vida de la corporación municipal del Frente Popular acabaron el día 25 de julio, cuando el Comandante de la Guardia Civil de Valdenoceda se presentó en el ayuntamiento a las 8 de la mañana y cesó en el cargo al Alcalde José Rojo López y los 8 concejales.

El 29 de julio el Secretario accidental, enviado al ayuntamiento por el Comandante Militar de Villarcayo, ante la ausencia del secretario oficial del ayuntamiento Rufino Balbás, nombra «a dedo”, siguiendo órdenes de Autoridades superiores, a la nueva Corporación Municipal, comenzando por su Alcalde José Varona.

El resto de concejales y cargos asignados fueron: 1ª Teniente Alcalde D. Valeriano Garcia Rodiño, 2º Teniente Alcalde D. Gerardo Rámila Valdezán y Concejales 1º Regidor Sindico Alejandro Alvarez González y 2º Regidor Sindico Juan Pérez Martínez y Concejales D. Pedro Ruiz y Ruiz, D. Daniel Díaz Lucio, D. Dalmacio Varona Cuesta y D. Pedro Rojo Bueno.

Esta nueva corporación municipal contaba con el visto bueno de las autoridades civiles y militares del nuevo régimen golpista, instalado en la capital de la provincia de Burgos.

Habían pasado ya 10 días y lo que comenzó como una simple sublevación militar con apoyos civiles y religiosos, un golpe de Estado contra el Gobierno de la República, se fue convirtiendo lentamente en una guerra civil por el fracaso del golpe en las grandes capitales de provincia, a excepción de Burgos.

La provincia de Burgos a pesar de haber estado siempre del lado de los sublevados, tuvo lugares donde el golpe no triunfó y el pueblo se levantó en armas para defender la República. Rápidamente se crearon batallones de milicianos que respondieron a los militares sublevados en varios puntos y al poco se creo una zona o frente de guerra en la zona del norte de Palencia y Burgos con la frontera de Santander, hoy provincia de Cantabria. La carretera nacional de Burgos a Santander quedó cortada en los primeros momentos del golpe de estado en Quintanilla de Escalada con la voladura del puente y de forma definitiva por los republicanos en Villanueva de Carrales.

Hasta la llegada del General Sagardia, en octubre de 1936 al frente de Burgos en Bricia, el control militar de la zona nacional ocupada lo hicieron los contingentes de Guardias Civiles que se posicionaron en un primer momento con los sublevados y con los que de posiciones republicanas se pasaron en cuanto les era posible.

Sagardia al mando de su 62 División de soldados profesionales y banderas de falange se apresuró a tomar todos los pueblo que bordean la meseta de Bricia sobre Valderredible al Sur de Cantabria. De esta forma se hizo con una línea fortificada por el borde de toda la meseta hasta asomarse al Ebro sobre Villaescusa. El territorio de Bricia quedó dividido por el frente de combate entre dos ejércitos enfrentados, controlando los republicanos el enclave de Montejo de Bricia, el Puerto de Carrales y la zona de Lomas de Villamediana, mientras los sublevados dominaban la zona llana del páramo, carretera incluida hasta Carrales y los pueblos de Barrio, Cilleruelo, Paradores, Bricia y Campino.

Frente guerra

Mapa con la línea del Frente Norte en la Guerra Civil. http://sietemerindades.blogspot.com/2014/05/

Al final las posiciones militares se fijaron, con pequeñas variaciones, y el frente de guerra se mantuvo estable cerca de un año.

Durante los meses siguientes hubo diversos combates, principalmente entre marzo y mayo de 1937, haciendo la vida insoportable a sus habitantes y desalojando pueblos por la acción de la guerra.

A mediados de agosto de 1937 se rompió el frente y el sector de Bricia quedó definitivamente en manos rebeldes. El frente de combate avanzó a otras posiciones y la relativa calma llegó nuevamente a la zona.

El Valle de Manzanedo dejó de ser retaguardia cercana al frente y la vida de sus vecinos se mantuvo vigilada por el nuevo régimen, no ya por los soldados, sino por la Guardia Civil de los puestos de Soncillo, Villarcayo, Medina y Valdenoceda. Con ellos colaborarían estrechamente los falangistas locales.

JULIO 1936- AGOSTO 1937.

La vida diaria en zona de guerra.

Para los habitantes del Valle de Manzanedo la vida cambió drásticamente cuando el ejército hizo acto de presencia. El valle había quedado en territorio controlado por los militares sublevados y el frente de guerra estaba a pocos kilómetros. Una parte del Valle estaba cercana a ese frente, concretamente los pueblos que pertenecieron hasta 1932 al desaparecido Alfoz de Arreba y que se integraron en el Valle de Manzanedo. Nos referimos a Crespos, Población de Arreba y Arreba, situados al otro lado del castillo de Arreba que hace de frontera natural. Vallejo también fue otro de ellos, pero está alejado de los anteriores y no tenía cercanía al frente de guerra.

Era verano y la recogida del cereal había que hacerla a pesar de los sucesos ocurridos en el mes de julio, así que las nuevas autoridades militares habían ordenado al ayuntamiento franquista de José Varona el emitir pases de autorización y salvoconductos para el tránsito por los caminos para ir a la siega. El control de los mismos se llevaba a cabo por los soldados y guardias civiles que se apostaban en los pasos y caminos en improvisadas casetas de guardia. Si te cogían haciendo las labores del campo sin ese permiso que tenías que llevar contigo, que a veces era un brazalete de tela de color blanco, te detenían en el mejor de los casos. En el peor te podían dar una paliza o fusilarte por espía.

Si el trabajo del campo era difícil de llevar a cabo, ya que muchas fincas habían quedado en territorio “rojo”, no menos era el tránsito entre los pueblos. Había que pasar muchos controles militares y en alguno podían buscarte problemas.

Mientras tanto el ejército, y algunos falangistas locales, se dedicaban a hacer redadas e inspecciones en las casas de los rojos, buscando a personas señaladas para detenerlas. Sin embargo muchas de ellas ya habían huido a territorio republicano, sobre todo a Santander para incorporarse a las milicias. Cuando no las encontraban amenazaban a los familiares con llevarse a otro miembro de la familia, les robaban objetos de valor y les incautaban el ganado.

Algunos falangistas locales hicieron su particular fortuna a costa de las incautaciones y robos a las familias de republicanos. No podían denunciar sin temor a ser represaliados.

Y por último venía el alistamiento forzoso al ejército a los mozos del Valle, que o no habían huido o tenían cierta simpatía por el bando sublevado. Con suerte si no pasaba nada podías regresar vivo a casa, ya que se esperaba que la iniciada guerra acabase pronto con la toma de Madrid. No fue así y el frente de guerra se estancó en Bricia, junto al Valle de Manzanedo durante 11 meses.

Recuerdan los vecinos que a lo lejos se oían los cañonazos y los aviones nacionales tirando bombas. Ellos veían las columnas de humo negro tras los montes.

También recuerdan los camiones que venían a los pueblos a llevarse todo lo que podían. En Cidad de Ebro, «Manolín», nos contó que un día llegaron los del ejército y montaron en el camión todos los cerdos del pueblo que sus dueños no habían podido esconder. Su abuelo no quiso entregar los cerdos y lo montaron en el mismo junto con sus animales como represalia, camino vete a saber donde. Cuando el camión iba ya por la recta paralela al Ebro y a punto de salir a la carretera general, su abuelo se tiro del camión para salvar su vida.

Estas incautaciones continuaron hasta que un nuevo ejército llegó al Valle, que lejos de disminuir, aumentaron al unirse al “festín” los italianos.

LOS ITALIANOS

Los soldados legionarios italianos fascistas del C.T.V. (Corpo de Truppe Volontarie), llegaron como hemos dicho en los primeros meses del año 1937, sobre el mes de mayo aproximadamente. Vinieron a España a ayudar con apoyo militar al ejército sublevado español por un convenio de colaboración entre Franco y Musolini. La gran mayoría de sus soldados vinieron engañados desde su país de origen, con la mentira de que iban a luchar a África por un miserable sueldo diario. El conjunto de soldados sin graduación eran gente humilde, agricultores sin propiedades y gente sin recursos económicos. Solo sus jefes militares eran de carrera.

En el Valle de Manzanedo y alrededores montan sus principales campamentos. El más importante estaba en Cubillos del Rojo (Valdebezana), cambiado de nombre y bautizado como Cubillos de las J.O.N.S. y de la que existe una prueba fotográfica del hecho.

1310557796266Letrero actual de pueblo sobre fotografía original de JOSE L. CAMPANA. “Soldados falangistas, sustituyen el cartel del pueblo burgales de Cubillos del Rojo por otro donde dice Cubillos de la Jons, en agosto de 1936”.

http://www.abc.es/fotos-espana/20110713/guerra-civil-castilla-leon-80581.html

Tenemos relatos de como se obligaba, por medio de las armas, a vecinos para acudir a ese pueblo en plena sierra, a poner alambradas entre los italianos y las línea republicanas, con gran peligro de recibir un disparo por el frente o por detrás. Cuando terminaban el trabajo los regresaban, hasta otro día en el que repetían en otra zona cercana.

Nos han relatado que los soldados italianos estaban siempre alerta por si alguien en esos momentos aprovechaba los trabajos de fortificación y trataba de evadirse a territorio republicano. Como vemos y veremos más adelante, tanto los soldados nacionales como los italianos eran un rato vagos. La mano de obra para fortificar o realizar trabajos para ellos siempre era encomendada a los civiles de los pueblos.

El segundo campamento de importancia es el que se puso a la salida del Valle de Manzanedo, en la carretera que va a Incinillas, en la zona que hoy en día se llama la Granja Mavisa. La situación de esta campamento era esencial, ya que dominaba dos carreteras, la general que de Villarcayo y Soncillo, en poder nacional, va a Burgos a través de la Mazorra y la que a través del Valle de Manzanedo enlaza con la carretera de Burgos a Santander en el frente de Bricia. Esta última era fundamental militarmente, tanto en logística de refresco y evacuación de tropas.

Prueba de ellos son los testimonios aportados sobre la gran cantidad de camiones que transitaban de día y de noche por el camino carreteril que iba y venía del frente. Nos relatan que muchos de esos camiones iban llenos de personas y no todos eran soldados, sino civiles con paradero y procedencia desconocida. También esos caminos polvorientos y en mal estado eran usados para el transporte de alimentos, municiones y armas al frente a través del Valle por los soldados.

También tenemos algún testimonio de un pequeño campamento o acampada de tropas italianas en la zona conocida como San Cristóbal en Rioseco. Allí tenían un pequeño puesto o caseta de control en lo que fue el antiguo barrio, entre su iglesia y el camino junto a la orilla del rio Ebro. El lugar no está elegido al azar, pues es un antiguo cruce de caminos que une el que baja de la sierra de la zona de Cubillos del Rojo (Valdebezana) por San Martín del Rojo (Valle de Manzanedo), con el que llega por el centro neurálgico del Valle desde Bricia a Incinillas por Manzanedo.

Existen relatos variados aportados por vecinos sobre la estancia y vida diaria con este ejército italiano, invitado por Franco a sumarse a su cruzada.

Uno nos informa de las redadas nocturnas que hacían los italianos junto con partidas falangistas, seguramente de guías conocedores de los vecinos a quienes buscaban. Otras veces solos, que a falta de no encontrar a quien buscaban, se dedican a saquear lo que podían. Un suceso de este tipo ocurrió en Vallejo cuando fueron a casa del alcalde pedáneo para que le dijera donde vivía a una vecina suya llamada Margarita. Durante la noche llamaron a su puerta buscando a sus hijos llamados Daniel y Herminio, huidos al monte con los “rojos”. Como no los encontraron decidieron dar un escarmiento llevándose como botín y confiscando los bueyes de trabajo, dinero en efectivo, unos miserables tirantes y destrozaron a culatazos de fusil una cesta llena de huevos.

Al día siguiente la mujer fue al Ayuntamiento a hablar con José Varona, alcalde franquista del Valle, que le dijo que hiciera denuncia por escrito poniendo en él lo que le habían robado los italianos. Que valentía y coraje la de aquella mujer que se atrevió no solo a denunciar las tropelías italianas, sino a plasmarlo por escrito, según nos cuentan. Desconocemos si después sufrió algún tipo de represalia, aunque la huida de sus hijos ya es bastante sacrificio.

A los pocos días le devolvieron todo lo confiscado los propios soldados, prueba del poder y buenos contactos que tenía el alcalde con los militares italianos.

Las personas entrevistadas recuerdan aún que lo que más les llamaba la atención de los italianos era la comida, sobre todo la pasta, unos fideos gordos o espaguetis que traían consigo. Se recuerda una anécdota en la que los niños decían que los italianos “comían gusanos” al verlos cuando lavaban los platos en la fuente del pueblo. Nunca habían visto nada parecido. Recuerdan sobre todo lo demás el chocolate que compartían con los niños de los pueblos.

De la misma forma también guardan aún en la memoria los consejos de sus padres, sobre todo a las jovencitas, a las que decían que tendrían cuidado con los soldados italianos, que eran muy galantes con ellas pero que escondían oscuras intenciones. Tenemos relatos de vecinas de que los italianos no perdían el tiempo, que en cuanto tenían ocasión acosaban y perseguían a las jóvenes de los pueblos y que siempre tenían que ir acompañadas.

4-ManzanedoCalle principal de Manzanedo fotografiada en 1937 por Guglielmo Sandri, teniente italiano del II Regimiento de Infantería de la División Littorio,  C.T.V. (Corpo Truppe Volontarie). Archivo Provincial de Bolzano (Italia)

¿FRENTE DE GUERRA O RETAGUARDIA?

El Valle de Manzanedo, a pesar de estar de estar cerca del frente de guerra, se creía hasta ahora que se mantuvo ligeramente a retaguardia, aunque su territorio fue ampliamente usado por el ejército sublevado para el transporte de tropas, armas e intendencia.

Ahora sabemos, debido a nuestras investigaciones, que la zona cercana a Arreba, Población de Arreba y Crespos, el frente de guerra rozaba sus límites geográficos.

Teníamos hasta ahora información de dos lugares donde se sabía la presencia de lugares de vigilancia y control que el ejército sublevado usó durante la guerra. El primero eran las propias ruinas del castillo de Arreba (siglo XI), donde los vecinos sitúan una sección de soldados con una ametralladora. Abajo en el Paso de La Nava, otro grupo de soldados controla el camino pedregoso que sube de San Miguel de Cornezuelo al cruce de caminos que lleva al Valle de Zamanzas y a Arreba. El camino de Arreba llega hasta la carretera nacional que comunica Santander con Burgos, cortada en el Puerto de Carrales por los republicanos.

Vistas desde el castilloabVista del vallejo, entre crestones calizos, desde el castillo de Arreba. Imagen TriskelPablo.

El segundo lugar es el recinto fortificado del castro de Calceba, (Campino-Bricia), pero que esta enclavado en un espolón rocoso sobre Crespos y Población de Arreba en la frontera natural con el Valle de Manzanedo. Allí había una guarnición de soldados sublevados parapetados tras las milenarias murallas del castro prerromano, armados con ametralladoras y es posible que también con algún cañón de artillería de pequeño calibre. En superficie se han localizado varias vainas disparadas de fusil máuser y algún peine-cargador.

Este verano de 2017 investigamos la zona cercana al barrio del castillo de Arreba, donde el vecino Martín Estrada nos informó de un pequeño establecimiento militar en uno de sus riscos cercanos que se conocía como “Las águilas”. Nos dijo que en el citado lugar se hallaba una inscripción en la roca y que el lugar solo se localizaba desde abajo por los restos de tejas rotas caídas de lo alto de la cresta rocosa. El no conocía ni el lugar ni el acceso.

El trabajo de campo es fundamental y al poco logramos hallar el emplazamiento del establecimiento militar en lo alto de una peña, a unos cientos de metros al norte de las ruinas del castillo de Arreba.

Plano Arreba1aMapa de la zona investigada. La línea roja indica el frente republicano y la azul el sublevado,  agosto-noviembre de 1936. Mapa IGN con indicaciones de los autores.

Los números marcan los parapetos investigados y las letras los reductos ya conocidos. A-Castillo de Arreba, B-Castro de Calceba, C-Trinchera de La Riba, D-Trincera de Prado Pascual, 1-Fortín «Las estrellas», 2-Puesto de tirador, 3-Fortín, 4-Fortín «Las águilas», 5-Puesto de tirador y 6-Fortín «Sobre Palancas».

LOS PARAPETOS DE ARREBA.

Los reductos militares que vamos a describir a continuación son parapetos, es decir muros de piedra que sirven para proteger a los que luchan de los ataques de sus enemigos. Los hemos dividido en dos tipos dependiendo del número de efectivos militares que podrán albergar.

En primer lugar están los puestos de tirador que son construcciones simples que parten de un agujero en el suelo, con muros de piedra y sacos terreros con capacidad para no más de dos soldados, armados con fusiles o una ametralladora. Se colocan principalmente al lado de caminos como puestos de control y vigilancia.

Y en segundo lugar están los fortines, construcciones más complejas que requieren una planificación especial con espacios interiores, diferenciados para la tropa y la munición. Requieren un mayor numero de soldados para la vigilancia al mando de un cabo o suboficial. A veces a estos se les pone un nombre para diferenciarlos del resto.

El libro de Miguel Ángel Fraile «La Guerra Civil. Geografía y Arqueología del Frente Norte» (Santander 2004), magnífico trabajo documental de catalogación de reductos y trincheras construidos por ambos ejércitos enfrentados, hace una pequeña referencia a los lugares en el Valle de manzanedo donde los sublevados colocan algún tipo de vigilancia sin especificar de que tipo. «No descuida Sagardía los laverintos y altibajos de Zamanzas, y la cota Porterín de Manzanedo, desde el 25 de noviembre, quiza a consecuencia de que justo el día enterior como dijimos, Soncillo era atacado por los rojos desde el suroeste, terrenos limítrofes a esas hondonadas de difícil tránsito».

Sin embargo no incluye ninguno de los parapetos y fortines que nosotros vamos a enumerar localizados en Arreba. Tan sólo marca en un mapa la trinchera de La Riba en Población de Arreba sin citar su nombre. Son por tanto inéditos, aunque ya publicamos en el otro blog nuestro «ArkeoHistoria Triskel», en el mes de agosto de este año 2019, un avance de los mismos, pero enmarcados en una ruta arqueológica visitable, sin detalle de los mismos.

Este primer parapeto de “Las águilas” hacia el número 1 en nuestra catalogación. Sin embargo a medida que íbamos profundizando en la búsqueda e investigación del área, fuimos ampliando el catálogo y cambio de registro numérico.

Al final de la investigación de 2016 teníamos localizados otros dos parapetos más, el catalogado principalmente como parapeto número 2, que es un puesto de tirador al comienzo del camino que lleva del pueblo de Arreba al Paso de Las Palancas. Y el catalogado como número 3 al final del vallejo, en pleno camino de descenso al citado paso. Todos los parapetos se han localizado en el lugar conocido en los mapas como Valdemonilla, bajo la peña La Serna (995m.) y en dirección al paso de Las Palancas.

Valdemonilla es una deformación lingüística de Valle de Munilla, vallejo que se conoce también como Las Eras, tal y como nos ha informado un vecino. Lo forman tres cresteros paralelos, de menor tamaño y altura el central. Uno de ellos es la continuación rocosa donde están las ruinas del castillo medieval de Arreba, límite territorial de los términos municipales de Valdebezana y Valle de Manzanedo.

Con todos ellos hicimos un primer vídeo documental titulado “Parapetos de la guerra civil en Arreba” y que publicamos en Youtube en agosto de 2017. Podemos ver el mismo en el siguiente enlace https://youtu.be/u5q99EbBKLA.

Sin embargo la investigación tomó otro rumbo antes del verano de 2018 cuando un veraneante de Arreba y vecino de Sestao, llamado Eduardo Alba, se puso en contacto con nosotros y nos informó de la existencia de otros 2 parapetos más que no teníamos catalogados. Eduardo, gran amante de la naturaleza y la fotografía los conocía bien.

El primero de ellos está emplazado en la misma cresta que parte del castillo de Arreba en dirección a Valdemonilla, a unos 400 metros aproximadamente. Y el segundo estaba en la base del crestero rocoso que nos lleva al fortín de “Las águilas”, cercano al puesto de tirador número 2 que ya teníamos catalogado nosotros.

Teniendo las vacaciones de agosto muy cercanas y aprovechando el evento de rutas arqueológicas que hacemos desde 2017, realizamos las investigaciones previas de los mismos para tratar de incluirlos en las “Rutas Arqueológicas del 2019 por el Valle de Manzanedo”. Para ellos creamos un nuevo itinerario que partiendo de Arreba, incluyese el castillo medieval y los parapetos de la guerra civil.

El 29 de agosto inauguramos esta nueva ruta en la que nos acompañaron un buen número de personas. Fue un áutentico exito y esperamos continuarla en sucesivas ocasiones. No subimos por cuestiones de seguridad y difícil acceso al los fortines nº 4 y 6, aunque se explicó todo convenientemente, mostrando fotografías de los mismos.

DSC_0271aParticipantes en el itinerario del castillo y parapetos de la guerra cicil en Arreba, durante las «Rutas Arqueológicas 2019 por el Valle de Manzanedo (Burgos) en el mes de agosto. Imagen TriskelPablo.

Semanas antes medimos, fotografiamos, geolocalizamos cada uno de los parapetos existentes. Además hicimos una concienzuda prospección visual y recogimos algunas evidencias físicas de la guerra civil, halladas en superficie, que demostraron que los parapetos tenían una relación directa y uso durante la guerra civil. Algunos de ellos se habían modificado y usado como casetas o puestos de caza, tal y como aseguraban los vecinos.

Pero no todo parecía estar descubierto hasta ese momento. Cuando catalogábamos el parapeto número 5, el puesto de tirador más avanzado al Paso de Las Palancas y por consiguiente a la retaguardia del Frente a través del pueblo de Munilla (Valdebezana), descubrimos en el crestón de la derecha un collado de paso, El Colladito en los mapas, que sube desde el pueblo de Lándraves. Allí hay un doble cierre de piedra y un muro que no hemos podido saber que significa y a qué época pertenece. Pero lo que más nos llamó la atención fue una especie de sendero que subía al crestero rocoso y que estaba aterrazado con las propias piedras calizas del lugar. Ese sendero se convertía en camino, con los contrafuertes de piedra a un lado, en una calzada rudimentaria pero eficaz para alcanzar la parte alta de la cresta. La subida por ella se hace difícil por las encinas que han salido en medio impidiendo el paso y que en parte se ha derrumbado y es muy complicado seguirla el rastro. Sin embargo, tras más de 300 metros y alguna curva en angulo recto se llega la sorpresa ante un nuevo parapeto descubierto e inédito de la guerra civil.

DSC_0647Sendero que sube al fortín nº 6 «Sobre Palancas», realizado cortado a pico y con contrafuertes aterrazados para sujetar la «calzada». Imagen TriskelPablo.

El parapeto número 6 es un fortín formado por 3 estancias distintas muradas a dos alturas diferentes. Desde allí se controlaba el acceso a Munilla y se vigilaban las vías de comunicación a través de Valdebezana por Hoz de Arreba, Pradilla y Lándraves, así como los accesos de entrada al Valle de Manzanedo por Incinillas. Como no tenía nombre le bautizamos como «Sobre Palancas».

Pero para conocer en detalle cada parapeto vayamos a ellos.

Parapeto nº 1. Fortín «Las estrellas».

Localización: latitud 42°53’52.03″N y longitud 3°45’5.88″O.

Construcción militar de forma rectangular alargada compuesta por un muro defensivo realizado en piedra caliza sin argamasa de 10.40 metros de largo y 0,6 metros de ancho.

Se encuentra sobre una parte de la peña plana ocupando un espacio de uso y habitación de unos 71 m2. Dentro del área destinada existe un pequeño área en forma de rectángulo pegado al acantilado que contiene restos de tejas, lo que indica un pequeño edificio, hoy desaparecido, con cubierta para la lluvia.

DSC_0533Parapeto número 1. Fortín «Las estrellas». Imagen TriskelPablo

El parapeto tiene muro defensivo en los lados Norte que mira al Paso de Las Palancas, lugar por donde podrían venir incursiones desde el frente por Munilla y al Oste al propio vallejo que llega a Arreba. También domina la visión al Este hacia el Valle de Manzanedo y Valdebezana, además de tener visión directa con las posiciones de Cubillos del Rojo.

En prospección visual se ha hallado material de guerra compuesto por vainas de proyectiles disparados de fusil máuser, peines-cargadores, proyectiles disparados por los republicanos, una anilla de sujección del correaje del máuser, 1 fragmento de cuchara y 1 refuerzo metálico de bota militar en hierro. No indican un lance bélico, sino tan sólo algún tipo de intercambio de disparos, tal vez de francotiradores.

IMG_20170824_111041Parapeto número 1. Fortín «Las estrellas». Detalle de su recinto murado. Imagen TriskelPablo

Tiene posición visual con el fortín número 3 bajo la peña, el fortín número 4 “Las águilas”, el puesto de tirador número 5 y con el reciente fortín descubierto número 6 “Sobre Palancas”.

collage. parapeto 1El parapeto nº 1 «Las estrellas» dibujado en el cuaderno de investigación de campo e imagen aérea del recinto.

Parte del muro defensivo ha sido desmontado en un tramo de 3.30 metros en su parte superior para ser utilizada en la construcción de una caseta de caza de forma cuadrada, adosada a los dos muros originales del fortín. También se ha desmontado parte del muro frontal que tenía la puerta de entrada, situada al Norte para el mismo cometido, aunque hoy en día se ven los arranques de ese muro. También hay un canchal de piedra en esa zona, producto de la amortización del muro para otros fines.

DSC_0575Materiales hallados en superficie correspondientes a la guerra civil en el parapeto nº 1. Imagen TriskelPablo.

Parapeto nº 2. Puesto de tirador.

Localización: latitud 42°53’51.56″N y longitud 3°45’11.26″O.

Construcción militar de forma ovalada compuesta por un muro defensivo de 0,60 metros de anchura realizado en piedra caliza sin argamasa que cierra un hoyo excavado en el terreno con una abertura de entrada. El espacio ocupado no supera los 7.4 m2 y estaría destinado a un puesto de vigilancia con uno o dos soldados armados con fusiles o una ametralladora.

IMG_20170824_111759Parapeto nº 2. Puesto de tirador y control de camino. Imagen TriskelPablo.

En el lugar se recoge algún fragmento de teja que indica tuvo un tejado de pequeñas dimensiones para protegerse de la lluvia. Tiene posición visual con el fortín numero 3 bajo la peña, el fortín número 4 “Las águilas”, el puesto de tirador número 5 y con el fortín número 6 “Sobre Palancas”. No se han localizado materiales en prospección visual, debido al la vegetación que lo envuelve.

collage. parapeto 2El parapeto nº 2 dibujado en el cuaderno de investigación de campo e imagen aérea del recinto .

Parapeto nº3. Fortín.

Localización: latitud 42°53’52.46″N y longitud 3°45’16.24″O.

Construcción militar de forma irregular compuesta por un recinto principal de forma cuadrada con muros de piedra caliza en 3 de sus lados y aprovecha el cuarto con la peña como muro trasero. Mide 2.90 metros de lado que hacen una superficie de casi 12 m2 con muros de 0,60 metros de anchura. Tiene una serie de muros defensivos salientes con el mismo grosor de 0,60 metros. Uno de ellos tapa la entrada por el Sur y el resto son prolongaciones de los muros del edificio que forman ángulos rectos hacia el Este del camino, Otro muro los corta en el centro de forma transversal y donde parece haber una pequeña entrada tapada por el derrumbe.

DSC_0561Parapeto nº 3. Fortín que vigilaba el acceso al fortín nº 4 «Las águilas» y control de camino. Imagen TriskelPablo.

Hay restos de tejas, lo que indica que tenía tejado. Las diferentes estancias exteriores pueden indicar algún polvorín para guardar o almacenar municiones, separadas de la zona de habitación a través de un muro y con entradas independientes.

Tiene posición visual con el fortín nº 1 “Las estrellas”, con el puesto de tirador 2 y con el fortín número 6 “Sobre Palancas”. Su posición junto a la peña protege y da acceso al fortín número 3 sobre la peña “Las águilas”, pero con la que no tiene visión.

collage. parapeto 3El parapeto nº 3 dibujado en el cuaderno de investigación de campo e imagen aérea del recinto .

Ambos parapetos, el número 2 y el 3 protegen el camino, uno a cada lado, impidiendo el acceso por el mismo. Se ha hallado una vaina de proyectil disparada de fusil máuser en prospección visual.

DSC_0574Material hallado en superficie correspondiente a la guerra civil en el parapeto nº 3. Imagen TriskelPablo.

Parapeto nº 4. Fortín «Las Águilas».

Localización: latitud 42°54’4.52″N y longitud 3°45’21.03″O.

Construcción militar en altura aprovechando los recovecos de la peña más alta. Tiene una serie de 50 escaleras talladas de piedra que forman losas, sacadas del lugar, que da acceso a la parte superior. Están colocadas en un sendero estrecho que forma la propia peña y que da acceso a un recinto compuesto por tres espacios principales.

DSC_0621Parapeto nº 4. Fortín «Las águilas». El enclave se localiza en lo alto de la peña, en el espacio entre dos paredes de roca. Imagen TriskelPablo.

El primero es un espacio abierto, nada más finalizar las escaleras, que a su izquierda hay una pared de roca en la que hay realizada una inscripción, sobre una base de cemento que hace de lienzo. Esta rota en varios fragmentos, muchos de los cuales están en el suelo y de ellos varios desaparecidos. En ella se podían leer algunas palabras incompletas por la fragmentación de la misma. No sabemos si fue rota por la acción del tiempo o por algún tipo de sabotaje intencionado.

IMG_20160822_115212Algunas de las 50 escaleras de acceso al fortín «Las águilas», lagradas en piedra caliza del lugar. Imagen TriskelPablo

En una segunda visita logramos recomponer en parte la placa, pegando los fragmentos con silicona a su posición original para tratar de descifrar la leyenda y conservarla lo mejor posible. La posible lectura la hicimos con ayuda de varias personas a las que mostramos el texto. Todos juntos logramos intuir una posible lectura que en ningún caso es definitiva, pero que nos aporta interesante información al respecto.

IMG_20160822_124115Dos de los fragmentos, los que contienen parte de la palagra aGUIlas no los pegamos al letrero por acabarse la silicona y por no tener apoyo suficiente en la roca para fijarlos. En una próxima visita lo haremos. Imagen Triskelpablo.

Entre paréntesis las letras que faltan y su posible interpretación. En mayúsculas las que se leen:

(a)GUI(las) AZULES
(muestr)A DEL
(pode)RÍO
(de) ESTE BA-
(tallo)N MAYO
(II°año) DE LA
(victoria) 1937
(5°\6° de) BAILEN

 

A la izquierda el estado del letrero en 2017 y la de la derecha la actual en 2019, tras pegarse varios fragmentos desprendidos. Imágenes TriskelPablo.

Del texto se desprende que en esa posición había un grupo militar de soldados que se llamaban a si mismos “Aguilas Azules” y que pertenecían a uno de los dos posibles batallones nacionales llamados BAILEN. El águila es la representación del ejército, colocado en emblemas, uniformes, banderines y banderas. Y el término AZULES es la designación por la que se distinguían los sublevados o nacionales en el campo de batalla, contra los que luchaban a favor de la República que eran los ROJOS.

Según la placa conmemorativa que se encuentra en el Monumento al General Sagardia y su columna, levantado en 1962 en el páramo de Cilleruelo de Bricia, sabemos que dos batallones, el nº 5 y nº 6 de BAILEN, participaron con el resto de tropas nacionales en la llamada “Batalla de Santander”, que comenzó en la zona de Bricia (Burgos) y acabó con la toma de la capital cántabra en septiembre de 1937.

El segundo espacio esta situado frente a la inscripción y es un recinto cuadrado con dos muros laterales de piedra de 4 x 3.5 metros y 14 m2 de superficie. Hay restos de tejas por el suelo lo que indica que tenía tejado, colocado apoyado sobre los muros y contra la pared rocosa que hace de muro trasero natural. Por delante el espacio aparece abierto. Es posible que este edificio sea el lugar donde guardar la munición, separada convenientemente de la zona de habitación de la tropa.

IMG_20170824_123504Parapeto nº 4. Fortín «Las águilas». Detalle del primer recinto, posiblemente el polvorin para la munición. Imagen TriskelPablo.

Y el tercer espacio es el posible edificio o barracón para los soldados, emplazado al final del complejo rocoso, al que se accede por un pasillo natural pegado a la peña. En el se distinguen hoy en día dos muros; uno grueso de piedra caliza sin argamasa en un lado junto a la pared de roca natural a mano izquierda y otro en el lado derecho junto al precipicio. Juntos forman una construcción rectangular de 4.5 x 6 metros que hacen un espacio útil de 25 m2. También tenía tejado, pues aún hay restos de tejas rotas por todo el lugar.

En prospección visual se han hallado 16 vainas de proyectil disparada de fusil máuser del calibre 7’92×57 mm. de origen alemán (1924/1935), 1 peine-cargador para esos cartuchos de máuser, 2 balas-proyectiles disparados por el enemigo e impactadas en el fortín, un fragmento de recipiente militar de aluminio y varios objetos personales perdidos por los soldados, entre ellos un botón de uniforme, una medalla religiosa de oro y monedas.

materiales parapeto 4Materiales hallados en superficie correspondientes a la guerra civil localizados en el parapeto nº 4 en agosto de 2017 . Imagen TriskelPablo.

Por encima de este recinto para la tropa, tenemos un pequeño punto elevado usado como lugar de observación militar. Es un otero natural que nos permite 360º de visión a la redonda, tanto de las posiciones republicanas como las de retaguardia. Desde allí se ve el pueblo de Munilla y los accesos al frente de Bricia, así como todos los caminos que por un lado y otro de la peña de La Serna llevan a Arreba. Tiene comunicación visual con el fortín nº 1 “Las estrellas”, con el parapeto-puesto de tirador número 2, con el parapeto-puesto de tirador número 5 y con el fortín “Sobre Palancas” número 6. Además se ven los reductos del castillo de Arreba, el castro de Calceba y el fortín del Marul en Bricia hacia el frente. A retaguardia el reducto de Porterín, donde los nacionales controlan los accesos al Valle de Manzanedo por Los Altos y Valdivielso.

collage. parapeto 4El parapeto nº 4 dibujado en el cuaderno de investigación de campo e imagen aérea del recinto con identificación de las estucturas visibles, edificios, letrero y escaleras.

Parapeto nº 5. Puesto de tirador.

Localización: latitud 42°54’12.22″N y longitud 3°45’14.46″O.

Construcción militar en llano con visión frontal y elevada del camino de acceso de Las Palancas. Tiene forma rectangular y esta realizado con muros de piedra caliza sin argamasa, dejando una pequeña puerta de entrada por la derecha. Mide 1.90 x 1.40 metros y una superficie útil de menos de 5 m2 aproximadamente. Poco espacio, solo con capacidad para dos soldados armados con una ametralladora. Hay fragmentos de tejas que indican cubierta para protegerse de la lluvia.

IMG_20170824_113238El parapeto nº 5. Puesto de tirador y vigilancia del camino que mira desde una posición elevada al Paso de Las Palancas. Imagen TriskelPablo.

La posición mira al paso de Las Palancas y tiene visión con los fortines nº 1 “Las estrellas”, parapeto- puesto de tirador número 2 y fortín número 4 “Las águilas”. Se encuentra justo debajo del nuevo fortín descubierto número 6 “Sobre Palancas”, lo que indica algún tipo de comunicación entre ellos, pero no visual.

IMG_20170824_113842El parapeto nº 5. Detalle de los muros defensivos y en primer término la entrada. Imagen TriskelPablo.

Este parapeto protege también el acceso a ese último fortín, ya que se localiza en la base del portillo llamado El Colladito a través de un camino.

collage. parapeto 5El parapeto nº 5 dibujado en el cuaderno de investigación de campo e imagen aérea del recinto.

Se han hallado varias vainas disparadas de fusil máuser en prospección visual, una bala de proyectil impactada del enemigo y dos apliques de correajes militares, lo que descarta el origen como caseta de caza. Ese uso es posterior a la guerra y junto a él se ha adosado otra construcción con los mismos fines, tomando parte de sus piedras para ello.

DSC_0576Materiales hallados en superficie correspondientes a la guerra civil en el parapeto nº 5. Imagen TriskelPablo.

Parapeto nº 6. Fortín «Sobre Palancas».

Localización: latitud 42°54’14.37″N y lomgitud 3°45’11.21″O.

La situación del reducto militar es justamente en altura sobre el parapeto número 5, colocado sobre la plataforma rocosa del crestero que separa el Valle de Manzanedo con Valdebezana.

Se accede a el a través de un camino de cerca de 300 metros, con curvas en angulo y aterrazado con lajas de piedra que asciende desde El Colladito.

DSC_0546Vista general del vallejo con señalización de los parapetos localizados: el puesto de tirador nº5  y el fortín nº 6 en lo alto de la peña, bautizado por nosotros como «Sobre Palancas». Imagen TriskelPablo.

Es un recinto multiple formado por 3 estancias distintas, muradas a dos alturas diferentes. A la más baja se accede a través de una entrada de 0.90 metros que deja a su derecha el muro principal con una altura exterior colocada sobre roca de más de 3 metros de altura y 0.90 metros de anchura. El recinto forma rectangulo de 7.60 x 3.50 metro. Tiene una superficie útil de unos 25 m2 y capacidad suficiente para el emplazamiento de una o varias ametralladoras o algún cañon ligero de artillería.

parapeto 6.03Recinto principal del Fortín «Sobre Palancas» nº 6. Imagen TriskelPablo.

Para acceder a la parte superior hay que continuar por el pasillo de acceso y salir de este primer recinto. Tiene varios escalones tallados en un pasillo que gira a la derecha mientras asciende. Arriba un pasillo estrecho de muros que da acceso a dos estancias. La primera a la izquierda nos lleva a un espacio abierto al precipicio que da al Paso de Las Palancas y tiene visión directa con el parapeto número 5.

A la segunda estancia se accede desde ese pasillo continuando hasta un muro que cierra un recinto con dos entradas, una a cada lado y con un perímetro murado en todo su recorrido en forma redondeada y que cierra la peña desde el Este hasta el Norte.

DSC_0720Muro del primer recinto militar del fortín nº 6. Tiene más de 3 metros de altura y se sustenta sobra la propia roca caliza. Imagen TriskelPablo.

Todo el recinto fortificado tiene fragmentos de tejas rotas, lo que indica una cubierta.

La vegetación de encinas que cubre toda la cima impide la visión en su conjunto y el transtito nomal por ella. Además muchas encinas han salido en los propios muros, colaborando en su derrumbe y en otros casos evitandolo.

Todo el complejo tiene una medidas aproximadas de más de 25 metros de largo por unos 10 metros de ancho, que hacen una superfie aproximada de más de 250 m2 de zona útil para estancia y vigilancia.

collage-6El parapeto nº 6 dibujado en el cuaderno de investigación de campo e imagen aérea del recinto con identificación de los muros y camino de acceso.

Tiene visión con el fortín número 1 «Las estrellas», con el puesto de tirador número 2, con el fortín número 3, con el fortín número 4 «Las águilas» y con el puesto de tirador número 5 a sus pies.

Además su control periférico para vigilancia es de 360 grados, posición determinante sobre el control del estratégico Paso de Las Palancas, entre Munilla, Arreba y Lándraves.

El emplazamiento de los parapetos siguen una estrategia militar de control y vigilancia de pasos, en este caso concreto del que partiendo de Munilla a través del paso natural de Las Palancas, podría infiltrar al ejército republicano a la retaguardia del ejército sublevado por Arreba en Manzanedo. Si esa incursión tendría éxito, se produciría un embolsamiento que cogería por detrás las posiciones del ejército rebelde en Bricia. Por esa razón el ejército coloca esos 6 parapetos, 4 fortines y dos puestos de tirador, en ese camino solo acto para personas y animales, que va resguardado entre crestones calizos hacia Arreba en el Valle de Manzanedo.

Ello convirtió a Arreba en un sector de retaguardia en zona de frente de guerra que no estuvo en ningún momento tranquilo de breves acciones bélicas. Prueba de ello son los casquillos y balas de máuser recogidos en varios fortines y puestos de tirador, que describen enfrentamientos armados en las dos direcciones. Unos y otros se disparan con mayor o menor precisión.

Con estos 6 parapetos inventariados, tenemos completo el cierre militar de control y vigilancia de ese sector desconocido de Arreba.

DSC_0672AVista general desde el fortín nº 6 «Sobre Palancas» de todos los demás parapetos que jalonan el vallejo.

1-Fortín «Las estrellas», 2-Puesto de tirador, 3-Fortín, 4-Fortín «Las águilas» y 5-Puesto de tirador. Imagen TriskelPablo.

Creemos que el mando militar que controlaba todo este sistema defensivo en Arreba era un capitán y que tenía su base central en el fortín número 1, llamado “Las estrellas”. De ahí el nombre por la graduación en su uniforme. Es el fortín más cercano al pueblo de Arreba y donde posiblemente tendría su residencia mientras estuvo allí destinado.

ATRINCHERAMIENTOS.

Nos falta añadir una linea de trinchera excavada en lo alto del cerro de La Riba en Población de Arreba, conocida por los vecinos y localizada por nosotros en agosto de 2018 entre la maleza.

Mide más de 11 metros de larga rodeando en lo posible el cerro, con un ramal de comunicación hacia el prado contiguo. Posé un nido de ametralladoras rectangular de 3×2 metros en su esquina izquierda. Tiene entre 30 y 60 cm. de profundidad y 90 cm. de anchura. Cierra el paso a dos pequeños vallejos que comunican Población de Arreba y Arreba con el camino de Munilla.

DSC_0522Trinchera localizada en el cerro La Riba (Población de Arreba-Arreba) dibujada en el cuaderno de investigación de campo en agosto de 2018.

Tenemos la sospecha de que en lo alto del Prado Pascual (Población de Arreba) había también algún tipo de construcción similar a trincheras, pero la vegetación y alteración de la cima con fines forestales impiden la visión completa. Sólo se aprecian varias zanjas y agujeros artificiales similares a nidos de ametralladora que pudieron servir para ese fin defensivo. Los vecinos las recuerdan y comentan que en esa zona había colocadas ametralladoras.

Si trasladamos a un mapa todos los puntos señalados, veremos que tienen un único fin, el servir de control y vigilancia de caminos y pasos que llegan o parten a Munilla. Eso quiere decir que a pesar de que Munilla cae en poder sublevado a las pocas semanas, había cierto temor a que fuera de nuevo reconquistada por los republicanos y sirviera de punta de lanza para ataques e incusiones a territorio nacional. Todo el sistema de defensa está perfectamente planificado, lo que indica una elaboración de cierta importancia a cargo de algún mando militar experto en fortificaciones y con importante mano de obra.

Parapetos ArrebaFotografía aérea con señalización de los parapetos inventariados, trincheras y reductos militares en el entorno de Arreba. 

De eso último queríamos hablar, de los que hicieron los parapetos localizados. Tenemos testimonios de que los militares obligaron a los vecinos a “colaborar” en su construcción, ya sea acarreando o cortando piedra a pie de fortín. La colaboración con los soldados sublevados comenzaba con una “invitación” a traer y donar tejas para las cubiertas de los parapetos y fortines. Les obligaban a desmontar los tejados de casas abandonadas de rojos, o propias según cada caso. Luego les hacían llevarlas a lomos de las mulas o con carros tirados por bueyes hasta el lugar más cercano y accesible. Y ya que estaban allí “casualmente”, les hacían construir el parapeto con las propias tejas que habían llevado. En resumen, los parapetos fueron hechos por los vecinos de forma obligada, de los que aún quedaban en el pueblo de Arreba, que no eran muchos.

Pero no solo había miedo a incursiones enemigas, el cierre militar de toda el área tenía también la función de impedir la salida sin permiso de los vecinos que habían quedado tras las linea del frente en territorio nacional.

Tenemos recogido el testimonio, relatado por un vecino de Arreba que prefiere mantener el anonímato, que a una mujer del pueblo le dan la triste noticia de que su marido, huido y alistado voluntariamente en el lado republicano, había muerto en combate en Bricia. Su mujer aterrada deja a sus hijos pequeños, a cargo de una hermana mayor de 5 años, para ir al frente a buscar a su marido. Sin pensárselo dos veces abandona el pueblo, seguramente con el permiso de la tropas nacionales que vigilan los pasos. Se adentra en territorio republicano a la altura de Munilla, que estaba en su poder en aquellos primeros días de la guerra. Con sorpresa es detenida al confundirla con una espía nacional y la quieren fusilar de inmediato.

Afortunadamente es reconocida por algún mando que la protege y la saca del pelotón de fusilamiento para interrogarla. Allí descubre las intenciones de la pobre mujer, que cansada ya de la guerra dice a sus captores que “la fusilen, que la da igual, sus hijos menores abandonados solos en su casa de Arreba y su marido muerto en el frente”.

El oficial se apiada de ella y la resguarda en una cabaña hasta averiguar la realidad de su pase al lado republicano. Con ello pasa horas, tal vez algún día, hasta que los avales y conocidos reconocen la verdad de la mujer. Pero no solo averiguan su inocencia, sino que su marido está aún vivo y que todo ha sido una equivocación del boca a boca. Al final la ponen el libertad y regresa sola, nuevamente tras sus pasos, a territorio sublevado donde llegó a su casa sin ningún problema para abrazar y cuidar a sus hijos.

FUENTES CONSULTADAS.

La Guerra Civil. Geografía y Arqueológia del Frente Norte. Miguel Ángel Fraile.  Santander 2004.

https://lasmerindadesenlamemoria.wordpress.com/2017/05/03/toma-deespinosa-de-bricia-mayo-1937/

http://elcorreodelasmatas.blogspot.com/search/label/Guerra%20Civil

https://cronicasapiedefosa.wordpress.com/2016/09/18/los-alcaldes-y-concejales-de-la-iia-republica-1931-1936-en-valle-de-manzanedo-burgos/

https://cronicasapiedefosa.wordpress.com/imagenes-para-la-historia/ (Cubillos del Rojo cambia de nombre. 16 de marzo de 2016).

AGRADECIMIENTOS.

Martín Estrada de Arreba por su importantes informaciones.

Eduardo Alba Ramírez e Ibone Aretxederra de Sestao/Arreba por sus informaciones sobre los parapetos y por acompañarnos a ellos.

«Manolín» de Cueva de Manzanedo por sus informaciones en incontables charlas en el txoko de Cidad de Ebro.

 

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3 comentarios en “LA GUERRA CIVIL EN VALLE DE MANZANEDO (Burgos).

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