» FOSAS DE GUERRA»

Jesús Pablo Domínguez Varona & Aiyoa Arroita Lafuente.
Bilbao.


Con el término “fosas de guerra” denominamos a los enterramientos de soldados caídos en combate. Las causas pueden ser varias.

En primer lugar la accidental, tipo de enterramientos que se produjeron en los lances del combate en el que las bombas de artillería o bombardeos aéreos caen cerca de soldados y que al explotar causan la ocultación del cuerpo o restos del mismo sin conocimiento del resto de compañeros. No es la primera vez que al hacer obras o ahora más recientemente en la búsqueda deliberada de combatientes por asociaciones de la Memoria Histórica o campañas arqueológicas, aparecen restos de soldados dispersos por varias zonas sin saber en un primer momento si pertenecen a una persona o varias.

La segunda causa de enterramiento sería provocada por los propios compañeros en pleno combate, con la intención más tarde de desenterrar el cuerpo. Sin embargo por alguna u otra causa el cuerpo se “olvida”  y se da por desaparecido. Los que le enterraron o mueren o son hechos prisioneros y tiempo después no se acuerdan donde le enterraron.

Y la tercera causa es la que el soldado, herido o sin heridas, es hecho prisionero y en el mismo lugar es ejecutado y pasado por las armas por el ejército enemigo. Su cuerpo solo o en compañía de otros soldados es lanzado al fondo de un agujero y tapado sin contemplaciones para ocultar el crimen de guerra. Se solían aprovechar las propias trincheras, agujeros causados por las bombas, vaguadas, zanjas, oquedades o simas naturales para hacer la fosa. Podía suceder incluso si se estaba cerca de núcleos habitados que estos cadáveres ejecutados los enterraran los vecinos y que por miedo no se dijera donde había cuerpos enterrados. Con el paso de los años en algunos casos la memoria de estas personas volvió y se pudieron recuperar los restos.

Hecha la clasificación vamos con los ejemplos de los casos que tenemos en los últimos años.

EL SOLDADO DE LA BATALLA DEL EBRO.

En el año 2011 arqueólogos del Incipit – CSIC (Instituto de Ciencias del Patrimonio y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas) estaban excavando una serie de fortificaciones de la guerra civil en el frente norte del Ebro, concretamente en las afueras de La Fatarella (Tarragona).

Allí hay una serie de fortificaciones y trincheras levantadas por el ejército republicano. El lugar es un campo importante de batalla, donde luchó el XV Cuerpo del Ejército de la república comandado por el Teniente Coronel Manuel Tagueña de tan sólo 25 años. Su misión en noviembre de 1936 era frenar el avance rebelde y facilitar la retirada ordenada de tropas republicanas.

Una de las fortificaciones excavada es la conocida como Reïmats y toda una red de trincheras recorre la parte alta del cerro. Cuando comenzaron a limpiar las mismas se encontraron una «fosa de guerra» con los restos óseos de un soldado.
Se sabe, gracias a la excavación y posterior exhumación del cuerpo, que el soldado cayó muerto por metralla de la explosión de un proyectil.

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Arqueologia de la Guerra Civil Española. Guerraenlauniversidad.blogspot.com

Un fragmento le seccionó el fémur derecho y se incrustó en el hueso. Además 9 fragmentos más de metralla se alojaron en el interior de su pecho también en el lado derecho. Además debido a la explosión del proyectil se le seccionó la mano del mismo lado a la altura de la muñeca. Parece ser que la muerte le vino casi instantáneamente porque el cuerpo cayo de espaldas con todo el equipo completo que nadie se preocupó de recoger: cinturón, chaqueta, macuto, bolsa de costado, 3 cargadores sin usar de fusil Mosin Nagant, 2 granadas de mano de fragmentación polacas, escudilla para el rancho, una taza de metal, botella de vidrio, ect. No se sabe si fueron sus propios compañeros los que le enterraron o fue la propia explosión la que le echo tierra encima.

El soldado defendió la posición arriesgando su vida en aquella encarnizada lucha y quedó sepultado en aquel lugar en pleno combate.

LOS GUDARIS DEL CINTURON DE HIERRO DE BILBAO (BIZKAIA)

A finales de agosto de este año 2015 en Marmiz, Mendata (Bizkaia) se hacía la exhumación de un cuerpo enterrado en una de esas “fosas de guerra”. Su nombre era Pedro Uriguen Perea de Etxano (ahora Amorebieta-Etxano. Bizkaia) de 25 años y pertenecía al batallón Otxandiano del Eusko Gudarostea (Ejército de Euzkadi). Su historia nos cuenta que durante el bombardeo nacional sobre Durango cayó herido en la rodilla por metralla.

A pesar de sus heridas llegó hasta la zona de Marmiz, donde fue recogido por unos vecinos que le ocultaron en el caserío. Finalmente los rebeldes pasaron la zona y fue hecho prisionero donde estaba oculto tratando de recuperarse de sus heridas. Un soldado nacional, posiblemente un suboficial u oficial del ejército franquista, tratando de hacerse el héroe ante sus soldados, sacó su pistola reglamentaria y se la puso en la cabeza. El rebelde sabía perfectamente por el uniforme y las insignias que llevaba, que el soldado era un gudari (soldado vasco) y que para los nacionales todo lo vasco era “separatista” y “antiespañol”. Le quiso obligar por dos veces que dijera “ Viva España” y por dos veces obtuvo el silencio como respuesta y a la tercera en una explosión de valentía y arrojo viendo que su fin era inmediato, dijo en alto “ Gora Euskadi Askatuta” (Viva Euskadi Libre) e inmediatamente le descerrajó un tiro en la cabeza matándolo allí mismo.

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Pedro Uriguen Perea (fotografía familiar)

Otros soldados y vecinos que se encontraban en un caserío cercano lo vieron todo. Quienes le escondieron le enterraron, recogieron sus pertenencias y las hicieron llegar a sus familiares, quienes supieron siempre donde estaba enterrado. De hecho cada cierto tiempo visitaban su tumba y le ponían flores.

El grupo Karraderan y el Ayuntamiento de Larrabetzu (Bizkaia) vienen desarrollando una serie de trabajos en  colaboración de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y la Dirección de Víctimas y Derechos Humanos del Gobierno Vasco, trabajos para dar con los cuerpos de los gudaris desaparecidos durante la Guerra Civil. En las últimas fechas se han localizado dos enterramientos en relación a las estructuras defensivas conservadas del «Cinturón de Hierro» con la existencia de restos humanos de la Guerra Civil que van a ser investigados en las próximas fechas mediante la correspondiente exhumación siguiendo el protocolo del Gobierno Vasco.

En agosto la sociedad Aranzadi exhumó el primer cuerpo que corresponde con Pedro Uriguen en presencia de sus familiares y hoy espera la prueba definitiva de identificación por ADN para ser entregado de forma definitiva.

El segundo cuerpo será exhumado en breve, tal vez dentro de unos días y si nos es posible allí estaremos. Su descubridor Alberto J. Sampedro también halló la siguiente “fosa de guerra”.

Este hallazgo ya lo contamos en estas mismas páginas en el mes de julio. Ver el artículo “El Gudari (soldado) de Peña Lemona” , donde nos narra la historia de Hilario Blanco Reguero soldado del batallón nº 28 de UGT desaparecido en combate en torno al 3 de junio de 1937 en la batalla de Peña Lemona (Lemoa-Bizkaia) contra el ejército rebelde.
Alberto J. Sampedro investigador de la sociedad Aranzadi durante los trabajos de los campos de trabajo internacionales para el acondicionamiento y limpieza de la red de trincheras en ese monte, descubrió los restos del soldado enterrado. Cuando se exhumó el cuerpo se descubrió la placa de identificación del soldado con el número 72865 que correspondía al soldado desaparecido.

La causa de la muerte a primera vista fue por el impacto de metralla explosiva de algún obús justo al comenzar la batalla y en la cual no pudo ni disparar un solo tiro. Se desconoce si fue accidental el enterramiento por causas de la explosión o si bien “alguien”  lo tapó con tierra en el mismo lugar y posición en que cayó muerto.

A escasos 50 metros de ese soldado apareció en el año 2011 otro muerto el mismo combate. Los restos se encontraban en muy mal estado y cuando se realizó la exhumación faltaban partes importantes del cuerpo. Con toda seguridad la roturación forestal para la plantación de pinos destruyo parcialmente el enterramiento. Llevaba correajes militares con el emblema del Eusko Gudarostea (Ejército de Euzkadi) y munición de origen checo. Junto a el se halló un obús de artillería de 75 milímetros y fragmentos de metralla. No se ha podido identificar por carecer de chapa de identificación militar.

Correje militar (Joseba Diéguez)

Correaje, hebilla y cartucheras con munición (fotografía Joseba Diéguez).  Informe de exhumación.

Y por último el que se descubrió en el monte Ganzabal (Amorebieta-Etxano) en una trinchera de la guerra civil llamada “cota 333”.

Los combates en torno a la cota 333 (Ganzabal) y sus alrededores comienzan el día 30 de Abril de 1937 cuando fuerzas de la IV Brigada Navarra vencían la resistencia que fuerzas republicanas oponían en el nudo de comunicaciones de Urrutxua, pequeña encrucijada de caminos situada en el límite con Muxika, cerca del barrio Albiz en Mendata.

El principal objetivo de los rebeldes era la toma de Amorebieta-Etxano y para ello seguía el eje de las carreteras Durango-Bilbao y Gernika-Amorebieta.

El día nueve de mayo de 1937 comienza el gran ataque de los rebeldes sobre las cotas 333 y 329 que finalizarán el 19 con ataques y contraataques continuados de día, pero sobre todo de noche, por ambos bandos enfrentados. La trinchera de la cota 333 dejó varios cuerpos enterrados, pero hasta el momento sólo se ha localizado uno.

En esta trinchera en el año 2008 un vecino de Muskiz (Bizkaia) llamado Alfredo Irusta, aficionado a la búsqueda de materiales de la guerra civil con detector de metales, comunicó el hallazgo de el infatigable investigador Alberto J. Sampedro, quien descubrió una chapa metálica de identificación militar con el número 71.228 asociada a unos restos humanos.

Consultados los archivos correspondientes se conoce que corresponde al miliciano del batallón Dragones, Eloy Bengoechea Lecuona. En el fondo “Registro central de fallecidos en campaña” dice que era natural de Fuenterrabía (Guipúzcoa), tenía 30 años de edad y tranviario de profesión, casado y con un hijo. Dice que falleció el 9 de mayo de 1937 en Euba y que no se conoce donde esta enterrado.

Afortunadamente este soldado desaparecido ya esta con sus familiares.

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Mapa fundación Sabino Arana. Cinturón de Hierro-Bilboko Burdin Hesia. (cinturondehierro.net).

Hay más casos de hallazgos de restos de soldados muertos en los combates que hubo en torno al “Cinturón de Hierro”,  fortificación defensiva que protegía Bilbao del los rebeldes.

En el monte Sabigaín (Mañaria) el citado buscador de material de la guerra civil, Alfredo Irusta, encuentra en el año 2004 restos humanos y calzado militar.

En el libro “El abrazo de los muertos” de José Arreche, se describe el enterramiento del que fueron objeto muchas personas fallecidas en el monte Sabigain en abril de 1937.
Y aún quedan otras “fosas de guerra” en torno a la defensa de Bilbao y Bizkaia que no se han exhumado.

En Libao (Arrieta) donde se contabilizan 4 fosas con ocho personas, 6 de ellos milicianos asturianos. En 2004 se hicieron sondeos para su localización pero resultaron nulas.

En el monte Burgueño (Karrantza) hay una serie de fosas que corresponden con un cementerio de milicianos asturianos.

En el monte Santa Lucia de Elorrio, según el testimonio de un vecino, en ese lugar fueron fusilados y enterrados un oficial y un soldado del Ejército de Euzkadi, tras haber sido detenidos por las tropas franquistas en abril de 1937.

En el barrio de Arteta-Ordañe en Galdakao, donde según varios testimonios, en los terrenos del caserío conocido como Barrenengo-Exebarria, existe una fosa con el cuerpo de un miliciano asturiano de identidad desconocida. Este miliciano había sido escondido por la familia propietaria del caserío durante unos meses, pero finalmente su presencia fue delatada, siendo apresado y fusilado allí mismo.

En el barrio de Alcero en Sopuerta, en el caserío Jáuregui , la propietaria del terreno en que esta la fosa informa, que tras la caída de Bilbao, se instaló en dicho caserío el puesto de mando de una compañía perteneciente a un batallón vasco. Después de un tiroteo con las tropas franquistas y del abandono de la posición por parte de las fuerzas vascas, aparecieron los cuerpos de tres milicianos en los terrenos de su propiedad. Se dio conocimiento a las autoridades municipales, pero, ante la pasividad de éstas, el padre de la informante decidió inhumar los cuerpos allí mismo. Uno de los fallecidos llevaba una carta dirigida a una familia de Barakaldo. En junio de 2012 la sociedad Aranzadi realizó búsqueda durante dos días sin aparecer la fosa.

En los terrenos del caserío Arguiñeta en Zamudio, la propietaria informa de la existencia de un enterramiento individual en terrenos de su propiedad. Conoce la existencia de dicho enterramiento debido a que fue su padre quien inhumó el cadáver, que pertenecía a un combatiente del que únicamente supieron, a partir de la documentación que portaba, que procedía de Galdakao.

En el monte Abril- Ganguren (Bilbao) se conoce la existencia de por lo menos 2 fosas. En ellas pueden estar los restos del capitán del Batallón “Rebelión de la Sal”, Gumersindo Jáuregui, fallecido en las inmediaciones del Monte Abril el 13 de junio de 1937 junto a otros soldados y milicianos.

El cordón montañoso que discurre entre los montes Abril y Ganguren se vio sometido a una gran actividad bélica en los días previos a la entrada de las tropas franquistas en Bilbao. Tanto los bombardeos como los combates dejaron más de un centenar de muertos y muchos de sus cadáveres fueron enterrados en improvisadas fosas.

LOS SOLDADOS DEL FRENTE DE LEVANTE.

También tenemos los hallazgos recientes de dos soldados desaparecidos en el Frente de Levante y que han sido hallados este mes de septiembre durante el Curso de Arqueología y Antropología Forense organizado por el Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica (GRMH) y expertos de la Universidad Complutense de Madrid. El lugar donde han aparecido es el conocido como Hospital de la Sangre en Abejuela (Teruel).

A este hospital se traían los heridos en combate del llamado Frente de Levante, campo de operaciones militares durante la guerra civil entre Castellón y Teruel. Lo defendieron soldados republicanos valencianos y aragoneses contra italianos y rebeldes franquistas en la Sierra de Toro (Castellón).

El rebelde general franco desató la batalla de Levante en esta zona como combate final contra los ejércitos de la republica y el 13 de junio de 1938, eligiendo como objetivo principal la toma de Valencia en breves días a través del eje de comunicaciones Teruel- Sagunto.

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Uno de los soldados hallados en el Hospital de Sangre. (El Periodico de Aragón 11.09.2015)

En el año 2014 ya se hallaron 4 cuerpos, concretamente en el collado de la Salada que fueron exhumados. Tres de los cuatro tenían alrededor de 15 años segun los estudios forenses.

Este año 2015 el hallazgo del «Hospital de Sangre» se realizó los últimos días del campo de trabajo, por lo que a simple vista la localización de los dos soldados puede indicar una fosa común con un número indeterminado de personas aún enterradas.

El hospital se creo en el año 1938 y fue la propietaria la que dio la voz de alarma e indicó la posibilidad de que allí hubiera restos humanos.

De momento se desconoce cuantos hay en la fosa y las causas de la muerte, bien por enfermedad o ejecución sumarísima.

Sin embargo no son los únicos restos de soldados aparecidos en la provincia castellonense, ya que en el término de Bejis también han aparecido numerosas fosas y restos en la zona conocida como Peña Juliana. Dicho lugar ha pasado de tener 8 fosas registradas a más de 20, lo que indica un escenario “funerario” militar aún mayor

TRAS LA BATALLA DE TERUEL.

En octubre de 2009 halló una “fosa de guerra” en Rubielos de Mora (Teruel) con 2 soldados. Se esperaba hallar la fosa de los 46 soldados republicanos de la 84 Brigada Mixta que fueron fusilados por sus superiores por negarse a volver al frente después de 30 días combatiendo cuerpo a cuerpo en las calles de Teruel.

En junio de 2010 se exhumaron los 2  cuerpos hallados y quedó pendiente la busqueda de nuevas «fosas de guerra»  para tratar de localizar la que alberga los 46 fusilados. En 2011 se hayaron dos nuevas fosas cercanas a la anterior en el lugar del pinar de Piedras Gordas, no conocidas hasta ahora. Sin embargo solo en una se centraron los trabajos del historiador Pedro Corral y el trabajo de la empresa Cóndor Georadar en colaboración de la Sociedad de Ciencias Aranzadi. A través de fotografías aéreas de infrarrojos y un georadar han sido determinantes para hallar la fosa.

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Fosa  Rubielos de Mora (Teruel). (fotografía de ARICO- Miguel Angel Capapé).

El historiador, Pedro Corral narra estos hechos en el libro «Si me quieres escribir. Gloria y castigo de la 84º Brigada Mixta».

…”la mayoría de ellos eran valencianos. Estaban exhaustos después de 30 días en primera línea, «soportando temperaturas de 20 grados bajo cero con alpargatas, combatiendo casa por casa en las calles de Teruel. La gran mayoría de ellos eran voluntarios alistados a las milicias que «habían llevado su compromiso con la República más allá de lo normal. Tras la rendición del coronel Domingo Rey d’Harcourt, jefe de la guarnición sublevada, el 8 de enero de 1938, el mando republicano promete un merecido permiso a los «héroes de Teruel». Un descanso que llega el 16 de enero, con la orden de desplazarse a un convento de Rubielos de Mora. Tras una marcha de 56 kilómetros a pie, la Brigada llega el día 17 a Rubielos, donde apenas 48 horas después recibe la contraorden de volver al frente.

Unos 600 hombres del primer y segundo batallón, el «Azaña» y el «Largo Caballero», se sublevan contra la injusta anulación del permiso. Tras engañar a los amotinados con la promesa de que quienes entregasen las armas serían enviados a casa, ,son detenidos 130 soldados.

El teniente coronel Andrés Nieto, un miliciano que había sido alcalde socialista de Mérida, idea un castigo ejemplar al ordenar que «60 detenidos, uno por cada 10 de los amotinados, fueran fusilados, pero 14 lograron escapar. Finalmente, el 20 de enero de 1938, fueron ejecutados 46 militares, tres sargentos, 12 cabos y 31 soldado sin ningún juicio previo”…

A día de hoy seguimos descubriendo y exhumando «fosas de guerra» y comúnes por toda la geografía española.

Las Asociaciones para la Recuperación de la Memoria Histórica de todas las comunidades autónomas o provinciales, junto con sociedades y personas individuales, entre las que nos encontramos nosotros, estámos haciendo el trabajo que le corresponde al Gobierno de España. Hay que rescatar a todos los muertos de los dos bandos, en eso no tenemos ninguna duda, si es que aún quedan del otro, ya que Franco se preocupó muy mucho de rodearse de los miles de cadáveres nacionales para su mauseleo de «Los Caídos», como si  de faraón se tratase. También «secuestro» los restos de los republicanos muertos que pudo de fosas y cunetas sin permiso de sus familiares para rellenar el monumento, que aún había sitio.

Ahora mismo mientras escribimos estas lineas el Gobierno de España, que dirige el PP,  ha puesto dinero de todos los españoles durante los últimos años y aún lo sigue poniendo para rescatar a los soldados muertos en la Union Soviética de la División Azul.  Son más de 500 cuerpos los que se espera repatriar, pero aquí aún estamos sacando nuestros propios muertos republicanos con aportaciones particulares de personas españolas y de asociaciones extranjeras. Sin embargo los más de 800 soldados republicanos que lucharon en el Ejército Rojo soviético no cuentan para la administración.

La Ley de Memoria História solo la cumple el Gobierno del PP con los del bando nacional, herederos políticos de los que hoy mandan.

Lo más triste es que sigan preguntandonos ¿para qué removemos…?

FUENTES CONSULTADAS:

Arqueologia de la Guerra Civil Española. Guerraenlauniversidad.blogspot.com

Elcorreo.com 22 septiembre 2015.

Durangon.com 29 de agosto 2015.

jusap.ejgv.euskadi.eus/r47-contmh2/es/contenidos/informacion/fosas_franquismo/es_fosas2/mapa_fosas_franquismo.html

El Periodico Aragón. 11 septiembre 2015

Levante-emv.com. 27 octubre 2009

Diario de Teruel 21 abril 2011

Eldiariomontanes.es 22 de octubre 2014.

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