¿Y AHORA QUE… SEGUIMOS DESTRUYENDO EL CAMPO DE BATALLA?
Aiyoa Arroita Lafuente & Jesús Pablo Domínguez Varona.
OBRAS FARAONICAS EN EL CAMPO DE BATALLA.
Un megaparque tecnológico ha sido elegido para ocupar el lugar de amplias zonas verdes y prados donde miles de hombres lucharon, murieron y fueron enterrados.
A día de hoy, 26 de febrero de 2020, las excavadoras están destruyendo rápidamente una amplia zona declarada «Zona de Presunción Arqueológica», relacionada directamente con la batalla de Somorrostro (1870) y las IIIª Guerras Carlistas. Todo ello sin que las Instituciones implicadas, Diputación Foral de Bizkaia y Ayuntamiento de Abanto, hagan algo por remediarlo.
Una orden foral para hacer los accesos al futuro parque, que implicaba el movimiento de tierras tan solo 20 metros dentro de la zona señalada como “protegida”, ha sido la excusa para remover miles de toneladas y arrasar toda la ladera de la zona de Murrieta. En pocas palabras, innecesario porque hay millares de metros libres en otros polígonos industriales e ilegal porque no se ajusta a la Ley de Patrimonio.
La Orden Foral de la diputada de Sostenibilidad y Medio Natural 3496/2018, de 9 de julio, por la que se resuelve formular informe de impacto ambiental del Proyecto de Trazado del acceso al campus del Parque Tecnológico de Ezkerraldea/Meatzaldea (referencia EIA-1803), dice así en su apartado relacionado con la Dirección General de Cultura del Departamento de Euskera y Cultura de la Diputación Foral de Bizkaia. «Confirma la existencia de la Zona de Presunción Arqueológica relacionada con la batalla de Somorrostro (1874) en el marco de la Tercera Guerra Carlista. Consideran imprescindible la realización de un estudio arqueológico previo con el fin de identificar las evidencias constructivas, los materiales o las fosas comunes originadas en la citada confrontación bélica. Asimismo, recomiendan la consulta al Centro de Patrimonio Cultural Vasco».
Plano que incluye la citada Orden Foral 3496/2018, de 9 de julio.
Detalles del plano. Con flecha roja continua la zona de estudio arqueológico previsto en el área azul donde ira el parque tecnológico. Con flecha roja discontinua la zona que marca la orden foral para hacer el estudio arqueológico, que se corresponden con los accesos, 20 metros al interior de la zona de presunción arqueológica. Las excavaciones y movimientos de tierra se están realizando por toda la zona azul, fuera de la zona estudiada y por lo tanto protegida.
Les ha servido un escueto y limitado estudio arqueológico que ha llevado el equipo del arqueólogo Alfredo Moraza y que ha financiado la empresa que realiza las obras, en este caso Parques Tecnológicos S.A. Un resumen del mismo ha sido publicado recientemente en la revista de patrimonio del Gobierno Vasco Arkeoikuska 2018. El primer párrafo es clarificador y nos dice: «Los trabajos arqueológicos desarrollados han tenido lugar como consecuencia de evaluar el impacto sobre el Patrimonio Cultural que iban a conllevar las obras de ejecución de los nuevos accesos al futuro Parque Tecnológico en Ezkerraldea/Meatzaldea en el barrio de Las Carreras (Abanto-Zierbena). Un sector comprendido dentro del área de la Zona de Presunción Arqueológica de la Batalla de Somorrostro (1874)«. La negrita es nuestra.
La labor del equipo arqueológico ha consistido basicamente en tres puntos: una previa recopilacion de «datos histórico-cartográficos referentes a esta área»; seguida de «una revisión pormenorizada superficial de las distintas áreas afectadas por las obras»; y por último «una prospección intensiva por medio de detectores metálicos».
El informe dice que apesar del trabajo realizado, «la actuación no ha permitido localizar evidencia constructiva alguna relacionada con el referido enfrentamiento armado, encontrandose la mayor parte del área prospectada seriemente alterada por una serie de infraestructuras viarias ya existentes. A pesar de ello si se han podido localizar una serie de evidencias materiales que se concentran principalmente en dos sectores (Zona II- El Chorro- y Zona IV- Santa Agueda-)».
Ha sido todo un engaño, una tapadera para cubrir el expediente, pues la empresa arqueológica contratada solo ha tenido competencia para estudiar y prospectar esos 20 metros que marcaba la orden foral. ¿Y el resto qué?
Estaba claro de antemano que en la zona a investigar, pegada a la carretera, no iban a encontrar ningún tipo de estructura propia de la guerra. Sin embargo no hay más que tomar cualquier fotografía aérea de esa zona, por ejemplo en GeoEuskadi, y ver que toda la parte media y alta del cerro está plagada de lo que a simple vista parecen aterrazamientos agrícolas. Sin embargo la forma concéntrica en torno a la parte alta del cerro y su comunicación mediante caminos entre ambas, nos hace pensar em posibles restos de trincheras. Esto se confirma si aplicamos a la fotografía el programa LIDAR de prospección satélite, que mediante laser elimina la vegetación y deja el terreno al aire. Allí estában visibles esas trincheras despues de casi 150 años, hoy casi totalmente destruídas por la maquinaria y los interéses económicos de unos pocos sobre el patrimonio de todos. Cierto es que eran trincheras en retaguardia de la zona principal de combate, pero realizadas y usadas igualmente por tropas carlistas para el control de la zona de seguridad entre el frente de guerra y el puesto de mando de San Fuentes donde estaba el pretendiente Carlos VII. En esa zona pudo haber almacenes, polvorines, comedores, campamentos de descanso y hasta las fosas donde se enterro a los muertos tras la batalla, aprovechando las trincheras abiertas como tumbas improvisadas.
Imagen del video-denuncia de la plataforma vecinal a favor de la información y transparencia sobre las obras. Entre la central eléctrica y las obras, se aprecian zanjas lineales en los prados verdes y otras con vegetación que son trincheras carlistas.
https://www.facebook.com/triskel.bilbao/videos/3478967642176285/
Nunca habían aparecido las fosas con los restos óseos de los muertos en la batalla, cifrados en varios miles de soldados de ambos ejércitos enfrentados. Tan sólo existen hallazgos aislados y relatos anónimos de huesos encontrados y vueltos a tapar.
Hasta ahora.
EL HALLAZGO.
Unas simples obras de acondicionamiento del terreno en un caserío de Putxeta, en Abanto (Bizkaia), fueron suficientes para desentrañar una de las más importantes incógnitas sobre la batalla de Somorrostro de 1874. ¿Dónde están las fosas con los muertos de esa batalla?
En el reportaje “Las fosas de la batalla de Somorrostro”, publicado en este blog en febrero de 2019, ya hacíamos una amplia investigación sobre esa batalla y la posible localización de fosas. En él decíamos que las fosas con los cerca de 4000 muertos de ambos ejércitos enfrentados, el liberal y el carlista, debían encontrase en el propio campo de batalla, con fosas de gran y menor tamaño mientras más nos alejamos del lugar de combate. Sin embargo hasta la fecha, y a pesar de numerosos rastreos, no se había localizado ninguna.
Recreación de la batalla de Somorrostro.
https://www.ahorainformacion.es/blog/recreacion-de-la-batalla-de-somorrostro/
El enigma lo resuelve por azar el nuevo propietario de una casa de Putxeta el 6 de febrero de 2020, durante las obras de allanamiento de una antigua huerta de kiwis, sita dentro del terreno aledaño a la casa. Allí en el suelo, rebajado más de 40 cm. descubre unos huesos que en un principio creyó de animales. Sin embargo una mirada más a fondo y detallada le hace otros huesos de tipología aparentemente humana, junto con algunos botones e insignias miltares. Pero lo que definitivamente le sorpendió fue encontar «un cacho dedo con un anillo».
El hombre, sorprendido, llamó al ayuntamiento y después a la Ertzaintza (Policía Vasca), que envió a una patrulla a comprobar el hallazgo. La Policía inmediatamente avisó al juzgado de guardia y éste a su vez al Instituto Vasco de Medicina Legal. Enviaron al lugar a un forense para examinar los restos óseos y confirmaron que eran humanos.
Aunque en un principio se pensó que podría ser restos de una fosa de la Guerra Civil de 1936-37 con un esqueleto, aunque podría haber más, se descubrió junto a él cierta indumentaria y un emblema. La identificación errónea en los primeros instantes la confundió con una militar de la república. Sin embargo resultó ser una insignia de infantería reglamentaria del ejército que podría remontarse a la III Guerra Carlista. Para ser más exactos tendría relación con los sucesos ocurridos durante la Batalla de Somorrostro del año 1874.
A partir de esa momento la fosa quedó judicializada y se notificó el descubrimiento a la Sociedad Aranzadi, cuyo equipo especializado en exhumaciones, al mando del antropólogo forense Francisco Etxeberria, se hizo cargo de la fosa. Allí mismo, junto con otros dos especialistas, comprobó que había rastro de que existe una fosa y no con un único esqueleto, sino varios.
El domingo 9 de febrero el equipo de Aranzadi de técnicos y voluntarios se desplazó al lugar y durante tres días se realizaron las labores de exhumación de la única fosa localizada en el lugar. Pero la importancia de la misma radica, también, en que es la primera y única localizada y exhumada de las guerras carlistas en Euskadi con métodos científicos arqueológicos y forenses . Los lentos y detallados trabajos de exhumación darán un amplio volumen de información que servirá para investigar y exhumar otras fosas de esa época cuando se localicen.
El forense de Aranzadi Paco Etxeberria a pie de fosa, tomando medidas en la fosa. Fotografía TriskelPablo para Crónicas a pie de fosa.
LA FOSA.
La fosa localizada en el barrio de Putxeta en Abanto mide 4,85 metros de largo y 0,85 de ancho y contenía los restos óseos de 10 soldados que en su momento fueron enterrados con sus uniformes, sin calzado ni cinturón militar. Una vez excavada la fosa y puestos a la vista, destacaban las dos filas de botones e insignias militares correspondientes al cuerpo de infantería, Batallón de Cazadores nº 14.
Excavación y exhumación de la fosa de Putxeta (Abanto-Bizkaia). Fotografía TriskelPablo para Crónicas a pie de fosa.
A falta de un examen minucioso de los botones militares, los que ha simple vista se observaban eran de la época de Amadeo de Saboya (1871-1873) con cruz central en el escudo español y corona real. Aunque no se descarta que pueda haber otros de una etapa más reciente a la fecha de la muerte, con corona mural de la etapa republicana (febrero 1873- diciembre de 1874). La antigüedad de los mismos nos está indicando una falta de actualización en las abotonaduras en esa época, donde en menos de dos años hubo diferentes formas de gobierno con distintos protagonistas
En consulta a entendidos, nos informan que aunque los botones de los uniformes no estuviesen puestos al día, los emblemas e insignias militares si tendrían que estar debidamente actualizadas, pues eran fundamentales en la identificación visual inmediata en el campo de operaciones militares. En caso de cambio de numeral era más fácil coser dos emblemas, uno a cada lado del cuello de la guerrera, que los 12 botones frontales de gran tamaño y los dos de las hombreras más pequeños. En la fosa de Putxeta han aparecido, en primera vista a pie de fosa, que los soldados llevaban un solo emblema en lugar de dos. Se desconocen las causas de ello, aunque todo apunta a posibles pérdidas naturales durante los lances de los combates. De hecho es normal encontrar emblemas, botones e insignias militares por los campos y huertas del frente de guerra.
Restos óseos con sus insignias militares, botones de uniforme, la liendrera y la vaina de fusil. Fotografía TriskelPablo para Crónicas a pie de fosa.
Con ellos han aparecido, además de los propios materiales militares como botones de uniforme e insignias, algunos objetos personales como un anillo, un peine-liendrera, una navaja y algunas monedas.
También han aparecido una vaina disparada de fusil Remington, reglamentario del ejército liberal en aquella época y varias balas disparadas de plomo, deformadas por impactos.
Algunos cuerpos, a falta de una investigación más detallada en laboratorio, tenían impactos de balas en algunos huesos. También había junto a ellos varios fragmentos de hierro deformado y que parecían ser restos de metralla ocasionada por la explosión de proyectiles de gran tamaño, tipo granadas y balas de cañón.
Restos óseos de varios individuos, algunos de ellos superpuestos, todos con los botones de uniforme aún visibles. Fotografía TriskelPablo para Crónicas a pie de fosa.
En resumen, todos los materiales y restos óseos hallados en la fosa, debidamente documentados por el equipo de exhumación, servirán para hacer un pormenorizado estudio de las causas de la muerte en su contexto histórico durante una campaña militar.
Vaina de fusil Remington Español reglamentario del ejército, modelo 1871/89, calibre 11,4 x 57R . Fotografía TriskelPablo para Crónicas a pie de fosa.
CONTEXTO HISTORICO DE LA FOSA.
La Batalla de Somorrostro entre carlistas y el ejército regular liberal republicano español se desarrolló entre febrero y marzo de 1874 entre las localidades de Muskiz y Abanto-Zierbena. Los combates afectaron a numerosos barrios de Abanto, principal frente de batalla, como son Las Carreras, Putxeta, San Pedro, Murrieta. Etc.
El artículo publicado recientemente “La Fosa de Putxeta: Su Contexto en las Batallas de Somorrostro” en el blog mikelatz.blogspot.com describe la acumulación de efectivos militares que el ejército liberal preparó para la batalla de Somorrostro: “42 (41) batallones, 7 compañías de ingenieros, 140 guardias civiles, 50 miqueletes guipuzcoanos y diferentes escoltas de caballería. El periodista y corresponsal de guerra Saturnino Giménez Enrich establecerá un número de 30.000 efectivos, contando con una artillería de 50 piezas que según la describe la Narración Militar de la Guerra Carlista”.
Tropas liberales de la Tercera Guerra Carlista (1873-1876). Propiedad del Museo San Telmo.
Entre dichas tropas estaba el batallón de infantería Cazadores Las Navas nº 14, que había llegado en febrero de 1874 al frente de Somorrostro. Formaba parte de la Brigada de Vanguardia del Segundo Cuerpo del Ejército del Norte. Dicho Cuerpo lo mandaba el Comandante general y Mariscal de campo, Fernando Primo de Rivera y estaba formada por una Brigada de Vanguardia y dos Divisiones, cada una con dos Brigadas. El batallón Cazadores Las Navas nº 14 formaba parte de esa Brigada de Vanguardia junto con el Batallón Cazadores de Estella nº. 21, el Batallón de infantería de Marina y el Batallón de Cazadores de Castrejana nº 2.
Los soldados enterrados en la fosa tienen una relación directa con la llamada acción de Putxeta, ocurrida el 26 de marzo de 1874 y en la que participaron varios batallones liberales atacantes y defensores carlistas.
Trinchera carlista de Mina Rubias (La Ilustración Española y Americana, Año XVIII, Número XVI)
Los carlistas del 3º Batallón de Guipuzcoa llevaba desde febrero a cargo de la defensa del barrio de Putxeta, de poco más de 50 casas y cuyos residentes habían abandonado ante las acciones bélicas. Se habían atrincherado en la llamada Mina Rubias y la zanja del ferrocarril minero les servía de trinchera natural, reforzada con traviesas y cestos terreros. Utilizaban las galerías de las minas para protegerse y hacer la vida diaria a resguardo de los rigores climatológicos del invierno.
Vista de las posiciones carlistas, tomada desde las avanzadas del ejército en Pucheta (La Ilustración Española y Americana, Año XVIII, Número XVI)
Desde allí, emplazados en altura sobre el barrio de Putxeta, cerraban el paso a la ladera Este del monte San Pedro, principal objetivo fortificado carlista. Además, desde su posición, tenían una amplia visión del ejército liberal que servía para anticiparse a sus movimientos y esperar pacientemente los errores de estrategia enemiga.
Batallón de Cazadores de Las Navas (2º Cuerpo. Primo de Rivera) se adueña, a golpe de bayoneta, del pueblo de Pucheta. Dibujos de M. Ferdinandus, basados en el boceto de M. Dick, nuestro corresponsal especial en el cuartel general del Ejército del Norte
Por su parte los liberales, principalmente el batallón de cazadores nº 14 Las Navas, le tocó adentrarse por ese barrio emplazado en un collado y tratar de acercarse a las posiciones carlistas y envolver el cerro San Pedro. Los servicios de inteligencia en aquella época brillaban por su ausencia y los atacantes liberales desconocían las fuerzas de las posiciones carlistas que dominaban ese paso y barrio en altura. Fue una auténtica masacre, los liberales atacaron tres veces consecutivas llegando, finalmente, a usar las bayonetas cuerpo a cuerpo para desalojar a los carlistas mientras éstos habrían fuego sobre ellos a corta distancia, parapetados y en altura. Los liberales supervivientes se parapetaron entre las casas y ruinas del barrio de Putxeta y mantuvieron la posición un solo día con constante fuego enemigo que les impedía avanzar.
Barrio de Putxeta. desde El Campón. En rojo Posición de Ignacio en las trincheras de la Mina Rubias defendiendo el barrio del avance liberal.
http://km-130.blogspot.com/2012/12/paz-en-la-guerra-escenarios-de-la.html
Al final el Alto Mando liberal consideró que la posición de Putxeta no era estratégica y no tenía ningún interés militar. Los que se salvaron y mantuvieron esa posición parapetados contra los muros de las casas retrocedieron como pudieron hasta las lineas de retaguardia. Atrás quedaron muchos muertos y heridos. Algunas crónicas hablan de 10 soldados y un oficial muertos en esa acción, aunque la realidad nunca la sabremos a sabiendas de que fueron muchos más. Los muertos quedaron donde cayeron y dos días más tarde, tras la gran batalla de San Pedro del día 28 de marzo, se paró la guerra para enterrar a los muertos que se amontonaban por todas partes. Se agruparon a los fallecidos y se enterraron en zanjas dispersas. A más cerca del frente más muertos y fosas más grandes.
Vista desde el barrio de Rubias. Esquema del ataque y la defensa. En azul, avance del ejército liberal por el río cotorrio. En rojo defensa carlista. http://km-130.blogspot.com/2012/12/paz-en-la-guerra-escenarios-de-la.html
La flecha azul, colocada por nosotros, indica el lugar donde fueron enterrados en una fosa los 10 soldados liberales exhumados recientemente. Al fondo el cerro de San Pedro, principal posición carlista y al que se trataba de llegar por el collado de Putxeta. El lugar, emplazado en pleno campo de batalla no pudo ser nunca un hospital, tal y como han pensado algunos. Los hospitales de campaña siempre estaban a retaguardia de las lineas del frente, de donde se sacaba a los heridos en parihuelas y camillas. Un hospital o casa de curas en pleno centro de la acción militar no tiene ninguna utilidad.
Putxeta solo estuvo apenas un día en poder de los liberales, acosados en todo momento por los carlistas desde posiciones más elevadas y a tiro de fusil. El lugar sin duda alguna pudo ser una de esas casas donde se parapetaron los soldados liberales para resistir la lluvia de fuego carlista y mantener la posición. El resto es ya conocido, una vez alcanzada la tregua, se regresa al lugar a enterrar a los caídos entre las ruinas y muros de las casas, eligiendo como en este caso, el huerto de una. La duda nos surge en este caso, ¿hay más soldados enterrados en los demás huertos junto a las viviendas? Los vecinos dicen que corren historias que dicen que si, que alguna huerta pudiera contener más fosas.
Dada la profundidad a la que estaba la fosa localizada, es casi seguro que unas simples labores agrícolas no sean suficiente para llegar hasta los huesos y verificar que es cierto. Si no ya se hubiesen encontrado. Tampoco la prospección electromagnética con detectores de metales daría con ellos por la profundidad. Solo una intervención arqueológica con catas sería posible, sin olvidar el azar de otra posible obra.
28 de marzo de 1984. Enterramiento de los cadáveres, después de las batallas de Somorrostro. “El Estandarte real : revista político militar”. Año II. Nº 12 , marzo 1890. Barcelona.
La tregua facilitó que fueran los propios vecinos, ayudados por la comitiva que había llegado de Muskiz con el alcalde y cura a la cabeza, los que enterraron a los soldados muertos en la batalla. Hay grabados de la época que nos muestran también a los propios soldados de ambos ejércitos ayudando en las labores de entierro, casi con seguridad en el propio lugar donde habían caído, agrupando en una misma fosa al mayor número de caídos y sin desplazarlos mucha distancia. El olor a muerto que citan las crónicas indica que los cuerpos llevaban al aire mucho tiempo, algunos incluso desde los combates del mes de febrero, así que el desplazamiento de los mismos resulta prácticamente imposible y facilita su enterramiento en el lugar cercano a su muerte.
Comisión de Muzquiz para enterrar varios cadáveres en la falda del Montaño, insepultos desde la acción del 25 de febrero. (La Ilustración Española y Americana, Año XVIII, Número XII)
EL BATALLON DE CAZADORES Nº 14.
Uno de los enigmas de la fosa es el nombre del batallón nº 14, que en un principio esta documentado por distintas fuentes históricas e incluso en un grabado como el de “Las Navas”.
Insignia militar y botón de uniforme correspondientes al Batallón de Cazadores nº 14 Las Navas. Fotografía TriskelPablo para Crónicas a pie de fosa.
Sin embargo otros investigadores afirman que, en aquellas fechas, el organigrama del ejército liberal había cambiado por decreto y que los números de batallones habían bailado de uno a otro, en este caso con el de Cazadores de “Estella”. Basan esta hipótesis en que el 16 de marzo de 1875 el Rey Alfonso XII concede bajo Real Orden con la Cruz Laureada Colectiva al Estella nº 14 (?) por su heroicidad en los combates del intento de toma de San Pedro de Abanto y el barrio de Murrieta.
Las Navas tuvo numeración 14 en esa época, pues ya aparece con él en los botones de 1851-1867, pero en 1874 dicen que cambió a número 10. Sería interesante saber exactamente cuando. Lo que si sabemos, por la documentación, es que en el momento de su traslado al frente en febrero de 1874 hasta la acción de Putxeta el 26 de marzo del mismo año, tenía asignado el número 14 como hemos indicado más arriba.
También hay que tener en cuenta que el Rey Alfonso XII no pudo haber concedido ninguna medalla antes de acceder al trono el 29 de diciembre de 1874. Es más, el acuerdo para la concesión se hace el 26 de febrero de 1975 y se publica la Orden el 16 de marzo.
Botones de infantería del período 1851-1867 y botón propio del Batallón de Cazadores Las Navas nº 14. Botones de Uniforme. España, 1791-2011.
El Estella nació con el número 21 en 1873, pero como hemos dicho, en 1874 lo cambiaron también al 14. Según los documentos figuraba ya con el número 14 cuando recibió La Laureada por la batalla de San Pedro Abanto y toma de caserío de Murrieta en 1875.
El trabajo de los historiadores ya está hecho, ahora toca la labor de los forenses. Toca limpiar y reconstruir los restos óseos en los laboratorios de la U.P.V y de Aranzadi.
Sin embargo el trabajo más difícil, tal vez imposible, es conocer el nombre e identidad de esos 10 soldados, desaparecidos en combate para sus familias hace más de 148 años. Sabemos gracias al artículo, antes citado, del blog mikelatz.blogs, que puede existir algún registro de defunciones: “Paralelamente se trabajará en la identificación de los individuos inhumados en la fosa, existiendo para el Batallón de las Navas Nº14 un registro de defunciones en el Archivo Eclesiástico del Ejército”.
El Gobierno de aquella época y sus responsables parece ser que se preocuparon de inscribir sus nombres en los libros de defunciones. Se desconoce si en aquella época también se preocuparon de notificar a sus familias donde murieron y fueron enterrados, por luchar por las ideas que defendía el Gobierno de turno y que les envió a luchar contra los carlistas. Mas abajo detalla los nombres.
ACTUALIZACION DE DATOS.
Es nuevamente el blog http://mikelatz.blogspot.com/2020/02/la-fosa-de-putxeta-su-contexto-en-las.html el que actualiza los datos sobre los nombres de los soldados liberales que pudiesen haber estado enterrados en esa fosa exhumada.
«En el intento de encontrar datos que posibilite una identificación de los individuos enterrados en la fosa de Putxeta, se procedió al estudio de los decesos registrados en el libro del “Batallón de Cazadares de las Navas” en el año de 1874. En este año se contabilizaron un total de 49 bajas, de las cuales un 96% parecen estar directamente relacionadas con las Batallas de Somorrostro, y de forma específica con la batalla de marzo (25-27 de marzo). Las muertes son de carácter violento, por “herida”, en la mayoría de los casos, registrándose: 5 fallecidos el día 25 de marzo, 1 el día 26 de marzo y 18 el 27 de marzo. En tres casos no queda constancia de la fecha del fallecimiento».
«En el libro no de describe enterramientos en el campo de batalla y por lo que se observa, el registro de la fecha de fallecimiento parece no ser exacto, teniendo en cuenta la duración de la batalla a lo largo de 3 días consecutivos. De hecho, únicamente se registró una baja el día de la toma Putxeta (26 de marzo) relacionada con el soldado Gines Molina Ejea, para el que se desconoce edad, procedencia o cargo.
Sin embargo, son dos las actas de defunción que habiendo quedado registradas el 27 de marzo, hacen referencia a los hechos de armas de Putxeta: En el registro nº 149 encontramos el acta de defunción de Antonio Rubio, nacido en un pueblecito de Badajoz, soldado de la 6ª compañía, que según reza el escrito: “falleció al tomar las casas de Pucheta a la bayoneta”. El registro 278 pertenece a Rafael Saez Barreo, nacido en Trujillo (Cáceres), de profesión comerciante y soltero en aquel momento, que con el grado Cabo 1º de la 1º Compañía fue «herido de muerte al tomar las casas de Pucheta”. Por lo tanto, es muy posible que dos de los restos mortales localizados en la fosa pertenezcan a estos hombres.
Las evidencias nos llevan a hipotetizar que, muy posible, los cadáveres de la fosa fueran registrados días después y asignados al día 27 al desconocer el momento exacto de su muerte dentro del “caos” que supusieron los tres días de lucha ininterrumpida.
Por lo tanto, y en el ámbito de la incertidumbre, los registros que posibilitarían la identificación de los cuerpos se concentran en todas aquellas actas que correspondan a caídos en batalla que fueron señalados en el día 27 de marzo, que incluirían a los siguientes quintos:
- Soldado de la 3ª Compañía, Tomas Sanchez Marín, de Salvacañecate (Cuenca)
- Soldado de la 3ª Compañía, Francisco Carrasco Porro de Tocorgas?? (Caceres)
- Soldado de la 3ª Compañía, Matias Parras Sanchez de Huercal Overa (Murcia)
- Soldado de la 3ª Compañía, Cipriano Caballero Gil
- Soldado de la 4ª Compañía, Timoteo Lucina (Encina) Rada de Valdemuncio (Cáceres)
- Soldado de la 1ª Compañía, Manuel Cardoso de Jabugo (Huelva)
- Soldado de la 1ª Compañía, Diego Alvar Garcia de Castrorío (Cordoba)
- Soldado de la 1ª Compañía, Francisco Torrecilla Ruiz de Narral?? (Jaen)
- Soldado de la 1ª Compañía, Rafael Jaen Barrena de Zanjillos?? (Cáceres)
- Soldado de la 6ª Compañía, Miguel Holgado de Vadefuentes (Cáceres)
- Soldado de la 7ª Compañía y corneta, Pedro Gomez Cerdeña de Ribera (Zamora)
- Soldado de la 7ª Compañía, Esteban Lopez Parra de Fuentidueña (Segovia)
- Soldado de la 7ª Compañía, Jaciento Santos Mazagon Muñoz de San Clemente (Cuenca)
- Soldado de la 5ª Compañía, Tomas Solis Gimenez de Pantenezal? (Cáceres)
- Soldado de la 4ª Compañía, Mariano Ramos de Buendía? (Cuenca)
- Soldado de la 7ª Compañía, Francisco Perojo Muriano de Estepona (Sevilla)
LOS QUINTOS LIBERALES.
El ejército liberal republicano se abastecía de levas de soldados, auténtica “carne de cañón” para la guerra en todos los pueblos de España. Solo había un requisito para ser reclutado, el ser pobre. Si eras rico y tenías posibles, podías pagar una tasa establecida para no ser incorporado a filas o poder ser sustituido por un familiar que ocupara tu lugar. Los que no tenían dinero ni sustituto iban necesariamente a engrosar los batallones que iban al frente.
Los carlistas principalmente eran voluntarios, aunque en ocasiones usaron el mismo sistema de levas obligatorias, pero además tenían para evitar la incorporación a filas un sistema de trueque en especias, que consistía en cambiar el servicio obligatorio por una serie de materiales u objetos que sustituía a la propia indemnización económica y al canje familiar.
A los reclutas del ejército liberal se les trasladaba al campamento militar más cercano a la retaguardia del frente de batalla, se les daban un uniforme y un fusil junto a unas nociones básicas de disparar.
En el campo de batalla llegaron a reunirse cerca de 48.000 soldados, 30.000 los liberales y apenas 18.000 los carlistas.
La infantería de aquella época era heredera de la táctica llamada infantería de linea, que no dejan de ser simples filas de soldados, una tras otra, para atacar y disparar mientras se anda hacia las lineas enemigas bajo fuego de fusilería y artillería, sin ningún tipo de protección de trincheras o parapetos. Este sistema de lucha ocasionaba sangría de bajas entre muertos y heridos que no importaba lo más mínimo a los Generales, mientras algún soldado lograra llegar o tomar las posiciones enemigas. Delante iban los oficiales sable en mano para animar retroceder a la tropa, temerosa de morir sin llegar de cerca a su adversario. Tanto unos como los otros caían en el combate y la lista de bajas lo demuestra. Los oficiales en esa época iban en vanguardia con sus propios hombres y los destinos de la batalla se repartian por iguales. En algunas ocasiones el enemigo trataba de abatir a esos oficiales para tratar de descabezar y dejar sin mando a la tropa atacante. Sin embargo eso no sucedía a las más altas esferas militares, algunos Generales y mandos del Gobierno no se acercaban lo suficiente al campo de batalla. Para ellos no importaban el número final de bajas, tenían suficientes soldados para sustituir a los desaparecidos, heridos y muertos. Cuantas más lineas, más soldados para llegar al objetivo final y tomar el lugar establecido tras matar a sus defensores o hacerlos huir en retirada. En los momentos finales la lucha se realizaba cuerpo a cuerpo con bayoneta, bien por la falta de munición o por la cercanía para hacer un disparo.
Soldados de la guarnición, autor Carlos Monney. (Soldados liberales de la guarnición de Bilbao durante el sitio carlista de 1874). Archivo Diputación Foral de Bizkaia
Alguno llegaría a la posición y otra medalla para el General de turno y Oficiales al mando. Si no llegaban y morían todos, otro batallón ocupaba su lugar y vuelta a empezar. Así se ganaban o perdían las guerras. El que más hombres tenía para mandar al matadero era el que más posibilidades tendría para ganar la batalla. Aunque realmente no fue así. Los liberales no consiguieron arrancar a los carlistas, a pesar de su insuficiencia numérica y peor armamento, de sus posiciones atrincheradas de San Pedro y Montaño. Tras más de dos meses de combates, una tregua para enterrar a los muertos y cambio de estrategia militar para liberar Bilbao del cerco carlista.
LOS SUELDOS Y SUS MOTES.
A pesar de ser obligatorio el ser incorporado al ejército, éste les pagaba un sueldo diario, establecido en aquellos años en 4 reales. Las pagas eran principalmente semanales si las condiciones bélicas lo permitían, 28 reales a la semana eran 7 pesetas en plata. Al mes acumulaban 120 reales, es decir 28 pesetas.
Ya durante el reinado de Isabel II, en las anteriores guerras carlistas, se estableció ese sueldo para las tropas, principalmente mercenarias francesas, que lucharon contra los carlistas en Cataluña.
Para esa «soldada» se acuño en Los Condados Catalanes de la Corona una moneda de plata equivalente a esos 4 reales que llamaron peseta. Por esa causa los carlistas llamaban de forma despreciable a los soldados liberales “peseteros”, mote que nunca pudieron borrar durante todas las guerras contra ellos.
Peseta de plata acuñada por Isabel II en 1836-37 en Barcelona para el pago de las tropas. Esta moneda circuló junto al sistema monetario de reales de vellón y maravedís. El cambio era: 1 peseta = 4 reales; 1 Real = 34 maravedís.
A los carlistas les encantaba poner motes a los soldados liberales. Ya lo habían hecho antes llamando «Guiris» a los soldados liberales, muchos de ellos extranjeros, enrolados en la Guardia Real de Isabel y que llevaban en sus botones y gorros las siglas «GRY». Los carlistas leían literalmente “giri” que llegó a ser sinónimo de «extranjero».
Botón de la Guardia Real de Isabel (G.R.Y).
Fotografía http://www.todocolección.net
FUENTES CONSULTADAS.
Arkeoikuska 2018. Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco. Gasteiz 2019.
http://km-130.blogspot.com/2012/12/paz-en-la-guerra-escenarios-de-la.html
“La Ilustración Española y Americana”. Año XVIII, Número XVII.
Botones de Uniforme. España, 1791-2011.Varios autores. Huesca 2012.
http://www.amonio.es/fu_remington_1871-89.htm