EULOGIO OCHOA CHILLIDA, MILICIANO SOCIALISTA DESAPARECIDO EN COMBATE.

Fue visto por última vez herido el 11 de junio de 1937 en el Cinturón de Hierro.


Jesús Pablo Domínguez Varona & Aiyoa Arroita Lafuente.


El 11 de junio de 2016 se cumplen 79 años de la desaparición de Eulogio Ochoa Chillida, miliciano socialista del batallón UGT-4 “Karl Marx”. Fue visto por última vez, herido en una pierna, en el Cinturón de Hierro, en las inmediaciones de Larrabetzu (Bizkaia). Tenía 17 años.

La familia Ochoa Chillida, oriunda del pueblo alavés de Bóveda en el Valle de Valdegobía, en los primeros momentos de la rebelión militar fascista, posterior al 19 de julio de 1936, aportó a la defensa de la República democráticamente establecida a varios miembros de la misma. Los tres hermanos Ochoa; Jesús, Celestino y Eulogio de convicciones izquierdistas se alistaron como voluntarios a distintos batallones.

Jesús Otxoa se alistó al batallón socialista UGT-8, Celestino Otxoa al batallón comunista «Rosa de Luxemburgo» y el más pequeño de ellos Eulogio Otxoa al batallón socialista de UGT-4 “Karl Marx”.

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Eulogio Ochoa Chillida vestido de miliciano con chapa de JSU y txapela con emblema de sanitario. Fotografía cedida a los autores y propiedad de la familia Ibarrozaza Ochoa.

Los dos primeros sobrevivieron a la guerra, no así el tercero de ellos, razón por la cual hacemos esta entrada en merecido homenaje a él y su familia.

Eulogio Otxoa Chillida nació en 1919 y cuando estalló la guerra en 1936 tenía 17 años, lo cual no le impidió alistarse como voluntario en las milicias socialistas de la UGT. Sus convicciones izquierdistas y su afán por defender su tierra de las fuerzas rebeldes le instaron a coger las armas.

El cuartel del batallón UGT-4 «Karl Marx» se hallaba la Universidad de Deusto de Bilbao y allí comenzaron el corto pero insistente entrenamiento militar. Se integra en la 3º compañía y en las nóminas de la paga quincenal del batallón aparece inscrito con el número de miliciano 12.195.

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Eulogio Ochoa, agachado segundo por la derecha, posando con varios aspirantes a milicianos ante los muros del cuartel de UGT-4 en la Universidad de Deusto (Bilbao). Fotografía cedida a los autores y propiedad de la familia Ibarrozaza Ochoa.

En varias fotografías aparece vestido siempre con mono de miliciano y en una de ellas con chapa identificativa de las milicias socialistas, la estrella roja de JSU (Juventudes Socialistas Unificadas). En unas lleva gorro cuartelero y en otras txapela con el emblema de la cruz roja de los sanitarios.

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Eulogio Ochoa, de pie primero por la izquierda, con milicianos de su compañía del batallón UGT-4. En ella se aprecia también en los gorros los emblemas de la cruz roja de sanitarios. Fotografía cedida a los autores y propiedad de la familia Ibarrozaza Ochoa.

Su batallón dentro del organigrama del “Eusko Gudarostea” del Ejército Vasco era el nº 34 a cuyo mando estaba el comandante Andrés Suárez y se encuadraba en la IIº Brigada a cargo de Eugenio García Gunilla. Esta brigada tenía asignada la defensa del sector del Frente de Orduña (Bizkaia) con base en Artziniega (Alava).

Algunas compañías del batallón “Karl Marx” de UGT se trasladaron al sector  Artzeniega-Respaldiza y se instalaron en Pozoportillo. Primero las compañías del batallón UGT Nº 2 “Prieto” ocuparon posiciones en el sector al menos en diciembre del 36 y después el UGT Nº 4 “Karl Marx” permanecieron en Pozoportillo durante los meses de marzo y mayo de 1937, la inmediata en Los Altos de Añes y la siguiente situada en el monte Vallobera.

 En el monte que hay detrás del caserío cavaron una pequeña trinchera que vigilaba la sierra Salbada, donde se ubicaban las posiciones guarecidas por los requetés de la bandera del Tercio de Burgos. En un lado los del Valle de Losa (Burgos) y por otro lado los de Quincoces de Yuso (Burgos), reforzados a lo largo de los primeros meses de contingentes de requetés burgaleses de poblaciones como Briviesca y Soncillo, en las cumbres occidentales de la sierra Salvada y de Peña Angulo.

En junio de 1937 los milicianos se fueron al frente del Cinturón de Hierro en Larrabetzu dejando en su precipitada marcha, al abandonar en el caserío, municiones y bombas de piña.

En junio de 1937 su batallón es trasladado al “Cinturón de Hierro” en el sector de Larrabezu (Bizkaia), a una posición entre el monte Urkullu en poder republicano y el cercano Bizkargi en poder nacional.

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Eulogio Ochoa, caído en el suelo, en esta imagen que parece de entrenamiento realizada en lugar desconocido. Fotografía cedida a los autores y propiedad de la familia Ibarrozaza Ochoa.

El libro “HISTORIA CRITICA DE LA GUERRA CIVIL EN EUSKALDI (1936-37)” del Comandante de Gudaris, Jefe de la Vª División Vasca Pablo Beldarían, nos dice en el capítulo XIII “ Día 11 de junio en la periferia del cinturón, el monte Urkullu perdido y contraatacado”:

“El monte Urkullu (371), se le debe relacionar como punto de apoyo en una línea de vanguardia del Cinturón, en el sector de Gastelumendi (322), por donde el enemigo se hallaba más próximo, a poco más de un kilómetro. Otro apoyo lo constituía la lomada de Montañazarreta (130), a lo largo del arroyo de Iberburu, por su margen izquierda, que protegía un poco a los pueblos de Fika y Gamiz. Por ambos sectores fuimos atacados el día 11 de Junio, víspera de lo que sería después en el mismo Cinturón.

En la depresión occidental del cordal de Bizkargi (556), está el alto de la carretera de Artzabalagane (334). Desde el inicio del quebranto, por la cota (369) y hasta la carretera, defendía el bon. UGT-4. Esta posición había estado a cargo del UGT-2, luego de ser desalojado de la cima del Bizkargi hacía un mes, el 11 de Mayo. A los pocos días fue relevado para ir a defender un poco a la izquierda, en el propio Urkullu.”

Más adelante, después de una breve descripción de la zona a defender de los ataques nacionales y las líneas de fortificación vasco-republicana, nos vuelve a informar sobre el batallón UGT-4.

“Por la mañana del día once de junio fue atacado el Urkullu en las dos posibles direcciones: por la cara Norte amagando, dada la sensible desventaja de altura, y por el lado del Bizkargi, flanqueado de verdad.

Este flanqueo, iniciado sobre la cota (369), tuvo resultado enseguida. La abundante artillería, emplazada ya para romper el Cinturón, había centrado sus tiros sobre ella, y las ametralladoras asomando por ambas caras del Bizkargi, cruzando fuegos, haría insostenible la posición de la cota.

El UGT-4 fue desalojado antes del mediodía, evacuando la mayoría de sus hombres por el arroyo de Goikolexea. Parece que tuvo algunas bajas.»

Esta línea de defensa fue la última ante la cercana fortificación del “Cinturón de Hierro” que protegía Bilbao, por lo que su caída y pérdida trajo fatales consecuencias.

Los combates del día 11 de junio fueron el principio de la rotura del frente, ya que el lugar fue ampliamente bombardeado tanto por la artillería nacional y alemana como por la aviación nazi e italiana.

La caída del Urkullu fue inminente y los consabidos contraataques posteriores dejaron más muertos en sus laderas.

Como era de esperar, se preparó el contraataque nocturno a la posición perdida durante el día, y en la que participaron entre otros batallones los supervivientes del UGT-4. Dicho contraataque lo tenemos en el relato de la mano del periodista del bando nacional Pedro Gómez Aparicio, cita procedente del mismo libro “Historia crítica de la guerra en Euskadi”:

“Desde el comienzo de la ofensiva, todo avance nuestro era seguido en la misma noche de un furioso contraataque contra las posiciones que unas horas antes habían perdido. Mienten quienes al referirse a las huestes rojas, no lo hacen más que con el calificativo de cobardes, o con la afirmación gratuita de que huyen apenas se ve el peligro. Se ha producido, a través de toda la guerra, el hecho inaudito de que los vencidos, desalojados de sus posiciones trataron indefectiblemente de reconquistarlo a las pocas horas.

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Eulogio Ochoa, primero de pie por la izquierda, haciendo prácticas tras un muro en lugar desconocido. Fotografía cedida a los autores y propiedad de la familia Ibarrozaza Ochoa.

En lo que va de año 2016 se han exhumado 3 combatientes republicanos en Larrabetzu, dos de ellos en el monte Urkullu. De momento sólo uno de ellos tenía chapa de identificación, Ramón Portilla Acedo, miliciano de la CNT del batallón «Celta», uno de los batallones que defendían el monte y participó en los contraataques.  Puede haber más enterrados en las inmediaciones, pero es difícil dar con ellos.

Sabemos que Eulogio Otxoa Chillida sobrevivió a los bombardeos tanto aéreos como de artillería y que su batallón fue desalojado de la posición que defendía en lo alto del puerto que separa Morga de Larrabetzu. También conocemos que cayó herido en una pierna y que fue visto por última vez en el Cinturón de Hierro, posiblemente en el pueblo de Larrabetzu.

Desconocemos si fue herido en ese ataque del día 11 o en los ataques nocturnos del ya entrado día 12. Suponemos que si fue herido el 11 no pudo participar en los ataques nocturnos y que la persona que le vio tuvo que ser en un momento entre la retirada del frente, desalojada por la mediodía, y su evacuación al interior del Cinturón o al propio pueblo de Larrabetzu, que es donde estarían los hospitales de campaña más cercanos. Nuestra idea es que se le pudo ver en las cercanías de Larrabetzu camino de algún puesto de socorro o de los mismos hospitales, mientras bajaba de la posición perdida y evacuada, por su propio pie al igual que otros compañeros suyos.

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Eulogio Ochoa, el primero por la izquierda, con varios compañeros de su batallón realizada en lugar desconocido. Fotografía cedida a los autores y propiedad de la familia Ibarrozaza Ochoa.

Una monja adscrita a sanidad militar fue testigo de que Eulogio estaba herido pero vivo y así se lo contó meses después a un familiar que regresó del exilio francés. Este relato nos da una pista a cerca de que el lugar donde fue visto, tuvo que ser necesariamente cercano a algún puesto de socorro sanitario alejado del frente, ya que las monjas-enfermeras no se acercaban a los campos de batalla sino que operaban en retaguardia.

La familia, con ese relato esperanzador, le buscó por los hospitales y demás lugares donde podría encontrarse una persona herida.

También podría suceder que aún herido hubiera continuado luchando hacia el interior del Cinturón y continuar hacia Artxanda en Bilbao. La familia siempre ha creído que fue entre Larrabetzu y Artxanda donde desapareció. Por ellos sabemos también que Eulogio Ochoa iba documentado en el momento de su desaparicion.

La realidad es que herido, con dificultades para andar, moverse y escapar del enemigo no le permitiría llegar muy lejos. ¿Murió de sus heridas después, fue hecho prisionero y pasado por las armas por los nacionales? ¿Está su cuerpo enterrado en alguna olvidada fosa de guerra no hallada aún o fue cuidadosamente enterrado por algún baserritarra (casero) bondadoso, como ya hemos visto en algún caso, y que el relato y lugar de reposo se ha perdido para siempre?

Lo que sucedió después es un misterio, su cuerpo no apareció, no hay acta de defunción en ningún lado y ni siquiera esta dado por desaparecido oficial en el listado de “muertos y desaparecidos” del Gobierno Vasco durante la guerra civil.

No es el único, tenemos muchos más casos similares, desaparecidos en combate y donde su nombre no consta en ningún registro.

De Eulogio Ochoa Chillida sólo queda el recuerdo de su familia, algunas fotos de su pasado como miliciano y su nómina de la última paga del batallón sin cobrar el 15 de junio de 1937, la casilla de su firma esta vacía.

La familia aún lo busca.

FUENTES CONSULTADAS.

Entrevista personal con Mireia Argoitia, familiar de Eulogio Ochoa Chillida.

Historia crítica de la guerra en Euskadi (1936-37). Pablo Beldarrain. IKE. S.S 2012.

https://elgajedeloficio.wordpress.com/2015/12/19/requetes-del-kalamua-que-mal-lo-vais-a-pasar-porque-se-ha-corrido-la-noticia-de-que-negrete-va-a-atacar/

3 comentarios en “EULOGIO OCHOA CHILLIDA, MILICIANO SOCIALISTA DESAPARECIDO EN COMBATE.

  1. soy jose angel otxoa sarabia nieto de jesus otxoa chillida esta en mi corazon mi tio abuelo eulogio que fue buscado por mi padre en las laderas de artxanda mi padre se llamaba Jose maria otxoa espizua chillida

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